No defrauda. El River de Marcelo Gallardo es una garantía. No de resultados, dado que nada los asegura, pero si de alto rendimiento; el camino más corto a la obtención de resultados. El Millonario pasó por encima de Racing y con un segundo tiempo magnífico se impuso con contundencia. Lo derrotó por 5 a 0 con goles de Rafael Santos Borré, Julián Álvarez, Nicolás De La Cruz, Leonel Miranda en contra y Matías Suárez.

Los primeros cinco minutos fueron los únicos en los que La Academia tuvo cierta superioridad. Con ímpetu, aunque con imprecisiones, el equipo de Juan Antonio Pizzi intentó sorprender de entrada. Pero allí se terminó todo. Desde entonces, el Millonario fue mucho más. Primero con intermitencias en el manejo de la pelota, pero con llegadas claras. Luego, con el correr de los minutos los de la banda se adueñaron totalmente del partido.

El nivel de River es, a nivel local y continental, prácticamente incomparable. Pero, quizás, su mayor déficit en la última etapa de la era Gallardo es la pelota parada, tanto en ataque como en defensa. Por eso, probablemente lo que más deba lamentar Racing es que el partido se haya abierto de ese modo. A los 31 minutos y a pedido del entrenador, De La Cruz metió un centro desde la derecha al primer palo y Borré le ganó con excesiva facilidad a Nery Domínguez.

El conjunto de Avellaneda quiso responder y tuvo sus dos últimas aproximaciones en el encuentro inmediatamente después del primer gol. Primero, con una jugada desde la derecha de Fabricio Domínguez, que remató de zurda y que atajó Franco Armani y luego con un tiro rasante de afuera de Chancalay que pegó en el palo. Pero estas oportunidades en la segunda mitad se apagaron totalmente.

Durante los primeros 20 minutos del complemento, el Millonario administró la ventaja con la pelota y Racing casi no generó nada. Apenas algún arresto individual de Enzo Copetti, que había estado muy solo en la primera parte aún con Nicolás Reniero a su lado. Con la salida del “Príncipe” en el entretiempo, quedó completamente aislado.

Cuando todo era calma, River se encendió y con una ráfaga liquidó las acciones. A los 24 Enzo Pérez salió con maestría, entre gambetas y guapeza, se llevó la pelota y le puso un pase largo al recién ingresado Julián Álvarez, que se pasó y luego retrocedió sacándose de encima a Sigali y venció a Arias. Un minuto después, cayó el tercero. De La Cruz presionó, robó, tocó hacia Suárez que quiso jugar para él, pero asistió al uruguayo que concretó el tercero de zurda.

Y a los 27, casi como reminiscencia de aquel 6 a 1 en el Cilindro en 2019, llegó el cuarto. Racing, vencido pero muy adelantado en la cancha, fue una invitación para que el Millonario se divierta. Suárez, de izquierda a derecha se sacó de encima a cuanto rival quiso, se metió en el área, quizás con una gambeta de más, pero Miranda lo cerró contra su propia valla y Arias, que estaba a mitad de camino, no pudo evitar el tanto.

En el tramo final el conjunto de Núñez tuvo todo para lucirse. No bajó el ritmo y se aprovechó de un Racing ausente en la cancha. A los 35 Agustín Palavecino, que entró también en la segunda

etapa puso un pase incisivo para Julián Álvarez, quien se encaminó mano a mano contra Arias y tuvo la generosidad de abrir para que Suárez sin oposición selle el resultado.

Son muchas las instancias durante los últimos tiempos en las que en momentos definitivos, Racing fue borrado de la cancha. Los octavos de final de la Copa Libertadores 2018, la eliminación en la pasada edición de dicho torneo frente a Boca en La Bombonera y esta derrota categórica, entre otras. Los planteles son distintos, los entrenadores también y hasta ha modificado a su departamento de fútbol. Sin embargo, hay un déficit claro que se repite.

River consiguió su segunda Supercopa Argentina. No es el torneo más importante del Millonario, pero es un trofeo más que adorna una de las etapas más gloriosas de su rica historia. En su caso no cambia el DT, pero si los jugadores y el nivel siempre es el mismo: altísimo. Lo memorable de esta conquista será el modo en el cual el equipo de Gallardo ridiculizó a un clásico rival.

Juan Ignacio Minotti