Que Vladimir Putin te aconseje mantenerte sano, puede tener varias lecturas, pero ninguna deja de ser inquietante. El presidente ruso respondió así a las desmesuradas amenazas lanzadas ayer por el presidente norteamericano Joe Biden, quien le había espetado que "pagará el precio de sus actos" y lo calificó de "asesino".

La sugerencia de Putin a Biden sobre la sanidad, actualiza en la memoria de todo el mundo el envenenamiento que casi le cuesta la vida al opositor Alexei Nalvalny, que casi pierde la vida, presuntamente intoxicado con químicos, por personal del servicio secreto de la Federación Rusa. Cuando se recuperó de los efectos del veneno y volvió a Rusia, fue encarcelado.

Las amenazas de Biden tuvieron lugar en una entrevista televisiva, y si bien lo calificó de asesino, no explicó a que hechos puntuales se refería, aunque la entrevista y las amenazas, tuvieron relación de una supuesta injerencia rusa en las elecciones a favor del ex presidente Donald Trump, algo que, de ser cierto, es grave dado que daña institucionalmente al país, pero no alcanza para imputarle a alguien el mote de "asesino".

Es dable recordar, que Putin es un ex agente de la temible KGB, el servicio secreto de la Unión Soviética, que estuvo a cargo de la división Berlín, en Alemania Oriental, durante el fin de la guerra fría, el momento más álgido del espionaje y contraespionaje mutuo. Un hombre de acción.

Por el contrario, Biden es un burócrata de Washington, que paso de oficina en oficina en la sede del gobierno de los Estados Unidos, y que llegó a la presidencia luego de una primaria demócrata sin candidatos viables, en la época en que Trump parecía invencible, previo a la pandemia.

Si el choque es de personalidades, no parece recomendable para Biden, amenazar a Putin, ligeramente.