Tras una extensa reunión entre representantes de varios sectores, como Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico, Andrew Parson, del Comité Paralímpico, y la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, se dio a conocer la decisión de disputar los Juegos Olímpicos sin la presencia de público en ningún evento.

La situación sanitaria en Japón es sumamente compleja. Los casos de COVID-19 han crecido mucho en las últimas semanas. Durante 19 días consecutivos, los contagios superaron a los del día anterior.

En consecuencia, el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, dispuso el estado de emergencia en Tokio, al menos hasta el 22 de agosto. La gran cita del deporte comienza el 23 de julio y finaliza el 8 de agosto.

En algún momento, las autoridades habían barajado la posibilidad de permitir un aforo menor, de 10 mil o 5 mil espectadores, incluso en las ceremonias de apertura y cierre. Seiko Hashimoto, la presidenta de Tokio 2020, que mantiene su nombre a pesar del aplazamiento, afirmó que “hubiese sido triste que los Juegos Olímpicos se llevaran a cabo en un formato con público limitado”.

Sin embargo, el resultado final parece más contundente: no habrá ningún espectador. El próximo paso será comunicar los medios de devolución del dinero a aquellos que compraron entradas para los diferentes eventos. Porque, a pesar de que la crisis sanitaria amenaza a la cita máxima desde hace ya un tiempo, los tickets sí salieron a la venta.