Ya no importa quien gane en Perú. Cuando termine el recuento no habrá ganado nadie, porque el país será totalmente ingobernable, estará partido en dos facciones diametralmente opuestas y el primer error de quien sea electo, resultará letal.

Lo primero que hay que ver es la lagitimidad real de los candidatos. La elección de primera vuelta fue absolutamente atomizada. El ganador, Pedro Castillo obtuvo un 19% de los votos y su actual rival Keiko Fujimori un 13%. El tercero tenía 11%. Es decir, nadie tiene un porcentaje relevante como sustento.

Por otro lado, la segunda vuelta electoral, no consiguió su objetivo, que es, otorgarle legitimidad a un candidato que no la obtuvo en forma suficiente en la primera vuelta. Porque, sea quien sea que gane por unas décimas, habrá empatado con su oponente.

Todo ello sin considerar, que viene una largo camino de denuncias de fraude, impugnaciones de mesas y recuentos de votos, todos mecanismos evidentes frente a que alguien le gane al otro por unos pocos sufragios.

Es más, no es ilógico valorar, que ante un recuento se cambie el resultado y por ende el nuevo presidente. Nada menos que Donald Trump tenía cuatro Estados ganados y los perdió 10 días después con el recuento de votos por correo. Quien podría extrañarse si en Perú se hace lugar a la impugnación de dos mesas y se da vuelta el resultado.

Los candidatos no son legítimos, el resultado estará además, teñido de dudas.

Pero tales condiciones no son las únican que brindan complijidad en el esquema peruano. El país viene de una enorme inestabilidad. En los últimos seis meses tuvo tres presidentes. Martín Vizcarra debió abandonar el cargo en noviembre 2020 y ahora esta inhabilitado por la justicia para salir del país, su sucesor, Manuel Merino, duró 6 días, y tiene un proceso por dos muertos en una manifestación, está evitando la prisión simplemente porque todavía tiene fueros parlamentarios. Hoy, gobierna Francisco Sagasti, quien con un poco de fortuna estaría entregando el poder al ganador de esta elección.

Pero eso no es todo. En 2019 el ex presidente Alan García se suicidó cuando la policía llegaba para detenerlo a su domicilio, el ex presidente Alberto Fujimori lleva mas de 12 años preso en una dependencia policial, el ex presidente Alejandro Toledo tiene un pedido de extradición a los Estados Unidos donde se refugia, otro ex presidente Ollanta Humala estuvo nueve meses preso junto a su esposa, y Pablo Kuzynscki renunció un día antes que el Congreso lo destituyera por mal desempeño y sobornos. Atrás de ellos vino el mencionado Vizcarra.

Esta claro que la situación en Perú, solo podría conducirse con la legitimidad que otorga una elección bien ganada, con números sólidos, pero no es este empate que terminará en un batalla y múltiples denuncias. Perú, seguirá siendo ingobernable.