Si algo se notó en el juego de respaldo a Mauricio Macri en su citación frustrada a prestar declaración indagatoria en Dolores, es que los radicales no estuvieron. No viajaron hasta allí, no se manifestaron a favor en las redes sociales, no se sacaron fotografías a desgano.

De hecho, por el contrario, algunos como el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, criticaron abiertamente la marcha diciendo que "parecemos el kirchnerismo" y otros simplemente fueron intencionalmente indiferentes.

Los radicales pueden seguir en Juntos, pero no le perdonan a Macri la exclusión que abiertamente llevó a cabo el ex presidente, del centenario partido de los cargos de gobierno. Tampoco celebran su intervención en la campaña, dicen, sin bajar mucho la voz, que es un "salvavidas de plomo", que los hace perder votos y que debería mantenerse al margen.

Pueden conversar con Horacio Rodríguez Larreta, con Patricia Bullrich y hasta con María Eugenia Vidal, pero nadie en la UCR quiere que Macri pueda volver a ponerse al frente de la alianza y mucho menos que se le ocurra candidatearse.