El hombre mas rico del mundo, Elon Musk, propietario de la automotriz Tesla, de la empresa de comunicaciones satelitales Starlink y de emprendimiento espacial SpaceX, adquirió la red social Twitter y lo hizo en medio de promesas de devolverle a la red, el concepto de libertad que fue fundacional y comportó la escencia de la misma.

¿Es cierto esto? ¿Musk viene a erigirse en un líder de la libertad? ¿O usará la red para sus propios intereses?.

Lo primero que hay que reflexionar es si Twitter ha perdido ese espíritu de libertad absoluta que componía su mayor virtud al transformarse en líder. Y la respuesta parece ser sí. La ideología y la persecución de los estados ha ido cercenando la libertad en todas las redes sociales.

La libertad de expresión individual que impera en dichas redes, ha llevado a los estados a temer sobre su capacidad de control social, de control de la opinión, a la que creían haber accedido por los diversos modos que utilizan, para limitar los alcances de los medios de comunicación.

Por eso presionan a la empresas de redes para que determinados temas sean censurados o tratados como "desinformación", para borrarlos de la conversación pública o desmerecerlos entre los usuarios, al tiempo que persiguen a las empresas con regulaciones como las normas anti turst o impositivas o cualquiera que tengan a mano.

La flexibilidad en la aplicación de dichas regulaciones, depende de cuanto obedezcan las empresas sus herramientas de censura. 

Es lógica la reacción de los estados que en definitiva estan manejados por "la política". La pérdida del control de las comunicaciones entre las personas, sumado a la aparición de criptomonedas que no las emiten las organizaciones públicas manejadas por la política, está generando cierto grado de desesperación, por la noción clara de que los políticos están perdiendo el poder.

De modo que el control se incrementa, se expande y se cierne sobre la libertad que las personas habían encontrado en las redes sociales.

Musk se entromete así en una lucha de poder. Poco puede aportarle Twitter a su riqueza, y por otro lado, los efectos comerciales generados por su uso de la red, ya los provoca sin ser el propietario de la misma. Desde su propia cuenta personal, Elon hace subir y bajar precios de acciones o criptomonedas. No requiere invertir el valor de toda la deuda externa argentina para alcanzar esos objetivos.

El fin es claramente otro: el poder. El mismo que subyace en Starlink o SpaceX, mostrar que un solo hombre puede ser mas que muchos estados, o que todos los estados. Y que su poderío puede en definitiva dar un buen resultado general, devolviéndole a la red la libertad que ha perdido.

Es filosófico, Musk puede estar inaugurando la "era de los salvadores" de la opresión estatal, y a su vez, la experiencia histórica nos demuestra que no hay "salvadores" y que todos (públicos y privados), manipulan a las masas a su favor. Pero es parte de un nuevo fenómeno extrarodinario, que no se origina en esta adquisición, pero que crece a pasos agigantados.

Mark Zuckerberg, Elon Musk, y los tipos que manejan Bitcoin y Ethereum en la misma mesa, puede definir cuestiones mas importantes que la Asamblea de Naciones Unidas, ya, hoy mismo.