Marcelo Gallardo llegó a River con poca experiencia como entrenador, y con mucha juventud. Es cierto venía de dirigir a Nacional en Uruguay y había conseguido el torneo, pero también es cierto que el campeonato uruguayo es de dos equipos, le bastó con deshacerse de Peñarol.

Hacía poco el Millonario la había pasado mal. Apenas dos años antes, Matías Almeyda había conseguido devolver el club a primera división, pero no pudo consolidarse en la divisional. Lo llamaron a Ramón Díaz para apoyarse en la leyenda, pero tampoco resultó y ahí llegó Gallardo.

Su primer logro fue una Copa Sudamericana. El mismo que llegó, le devolvió a River una copa internacional. Y en 2015 explotó: Recopa y Copa Libertadores. Y se le hizo invencible a Boca, eso fue clave para fortalecer la leyenda.

La final en Madrid lo llevó al cielo. El mito explotó después de las idas y vueltas de la final de la Libertadores entre los dos mas grandes de Argentina, el empate en la Bombonera, la revancha en el Monumental que no se pudo jugar y esa final en Madrid que quedará para siempre en la historia del fútbol argentino.

Gallardo arma grupos cuyos conflictos se resuelven siempre para adentro y bajo su liderazgo. Noy trascienden las peleas internas en River. El equipo puede jugar mejor o peor, pero tiene una dinámica fulminante, europea, propia de una preparación física que nadie mas tiene en el país. 

Y por último la vocación ofensiva, el respeto por la historia y el paladar del hincha, porque River siempre quiere. River golea y sigue yendo por más. Gallardo se erigió en leyenda.