Con todas las cosas que ha develado la junta médica, no es posible que profesionales de la medicina no se hayan representado la posibilidad de que, con ese trato, con esos cuidados, y con el suministro de toda esta medicación, combinada con el alcohol que sabían que se le deba, no se hayan representado la posibilidad de llevarlo a la muerte.

El informe de la Junta explicita que: “A pesar de que por separado los psicofármacos indicados pudieran no tener una interacción directa y marcada con bebidas alcohólicas, la acción conjunta de los mismos, en un paciente complejo con una triple afección (cardíaca-hepática-renal), puede producir estados de sedación intensos, confusión, posibles descontroles conductuales severos, disminución de la capacidad motora, alteraciones en el ritmo cardíaco y la presión arterial. Teniendo en cuenta la farmacodinamia y farmacocinética de los fármacos y el etanol, el suministro conjunto (no necesariamente en el mismo momento, sino durante el mismo día) está contraindicado”.

Todos los datos otorgados por la Junta, indican que el grado desaprensión y desprecio con que se lo trató a Diego, fueron tendientes a causarle la muerte.