Anoche a última hora, después del mensaje del presidente Alberto Fernández y las medidas no consensuadas sobre las nuevas restricciones en territorio porteño, todo era furia entre las autoridades locales. la primera reacción fue el Decreto, que publicó a última hora Continentalweb, que declaraba actividad escensial la del personal de las escuelas, con la idea de darse un marco jurídico por si pretendía dejarlas abiertas contra la orden del gobierno nacional.

Después llegó la reflexión, a veces tan necesaria y otras tantas, tan dañina, y prevaecieron los moderados del entorno de Horacio Rodríguez Larreta, que le aconsejaron, mencionar que no estaba de acuerdo, pero acatar.

Pero Larreta esta enojado. Y sabe una máxima que aprendió de niño: "mejor que decir es hacer". Alguien cercano al titular del Ejecutivo local explicaba en estricto off: "¿sabés que pasa, si sigue diciendo que no esta de acuerdo pero actúa como si estuviera, teniendo falcutades para resistirse, no le va a creer nadie nunca más", detallaba la fuente, a la que no le falta razón.

¿Entonces?. Larreta duda y por eso todavía no comunica. Una de las posibilidades es ir a la Corte para "resistir judicialmente", impugnando la suspensión de clases y la intromisión de las fuerzas federales en territorio local. Pero la experiencia con el reclamo por la quita de la coparticipación no es buena. Hace meses que lo interpuso, junto a una medida cautelar de no innovar, y el Supremo Tribunal ni siquiera resolvió una medida cautelar, que se supone requiere rápida respuesta, porque implica "peligro en la demora".

Otro de los modos, parece demasiado osado para Larreta. Implica ir a la Corte, pero mientras esta no resuelva, no acatar las medidas. Continuar con el dictado de clases. ¿Iría Gendarmería a llevarse presos a los docentes y los niños de las aulas? ¿Hasta donde llevaria el gobierno nacional el enfrentamiento?. No parece una jugada esperable de parte del Jefe de Gobierno, hombre de riesgos moderados.

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