Ni bien comenzó la pandemia, inmediatamente decenas de científicos se apresuraron a fabricar una vacuna contra el COVID-19. Algunos eligieron técnicas probadas, como la fabricación de vacunas a partir de virus muertos, mientras que un puñado de empresas apostó por un método más arriesgado, que nunca había producido una vacuna autorizada: utilizar una molécula genética llamada ARN.

Ahora, también Alemania utilizará este novedoso método. El país europeo avanza en una vacuna desarrollada por una pequeña empresa llamada CureVac, que la próxima semana dará a conocer los resultados de su ensayo clínico en fase III.

Según científicos, este fármaco pertenecería a la segunda ola de inmunizantes que podrían aliviar colectivamente la demanda mundial. “La firma biotecnológica alemana CureVac cree que la Unión Europea podría aprobar su vacuna contra la covid-19 a finales de mayo o junio”, dijo Thorsten Schueller, portavoz de la farmacéutica en el diario Augsburger Allgemeine.

Además , agregó que “ya estamos muy avanzados en los ensayos clínicos de fase tres y estamos esperando los datos para el paquete final de aprobación”, dijo, tras comentar que Curevac sigue planeando producir hasta 300 millones de su vacuna este año.

Según los especialistas, CureVac tiene una ventaja importante sobre las otras vacunas de ARN de Moderna y Pfizer-BioNTech (que deben mantenerse en un congelador profundo): se mantiene estable en una heladera, lo que significa que podría entregar más fácilmente el poder recién descubierto de las vacunas de ARN a las partes del mundo más afectadas.

El cofundador de ese laboratorio, Ingmar Hoerr, dijo que “el ensayo de la vacuna contra la covid-19 de la compañía es la culminación de un cuarto de siglo de trabajo con ARN, una molécula que ayuda a convertir el ADN en proteínas que hacen el trabajo de nuestras células”.

Los investigadores responsables de la farmaceútica también descubrieron cómo colocar las moléculas de ARN en burbujas grasas para protegerlas de la destrucción en su viaje hacia las células. Quizá lo más importante es que ellos utilizaron una forma de ARN que podría permanecer estable a temperaturas relativamente cálidas.

En lugar de requerir un congelador, la vacuna de CureVac podría refrigerarse. En el momento que hizo su aparición la pandemia de coronavirus, CureVac, BioNTech y Moderna se unieron para fabricar vacunas de ARN.

Sin embargo, BioNTech y Moderna salieron adelante pronto, en parte gracias a aliados con mucho dinero. BioNTech se asoció con el gigante farmacéutico Pfizer, mientras que Moderna trabajó con los institutos nacionales de salud y recibió mil millones de dólares del gobierno de Estados Unidos como parte de la Operación Warp Speed.

Mientras tanto, CureVac se quedó atrás. Los cientificos avanzaron con sus recursos limitados, diseñando una molécula de ARN que codifica una proteína que se encuentra en la superficie del coronavirus, llamada pico. Los experimentos con hámsteres demostraron que podría proteger a los animales del virus.

En junio, el gobierno alemán invirtió 300 millones de euros (alrededor de 360 millones de dólares) en la investigación del covid-19 de CureVac, y pronto otros inversores lo siguieron.

En diciembre, después de los datos prometedores de los primeros estudios de seguridad, la empresa comenzó su prueba final, denominada Fase III, que recluta a 40.000 voluntarios en Europa y América Latina. La compañía verá la próxima semana, por primera vez, los datos cuando 56 voluntarios desarrollen la covid-19.

Si la mayoría de ellos está en el grupo de placebo y pocos en el grupo de vacunados, será una prueba de que la vacuna funciona. Sin lugar a dudas una noticia esperanzadora para una pesadilla que en Argentina registró más de 3 millones de infectados y 66528 fallecidos.