Se ha difundo, desde que el presidente anunció las nuevas restricciones a la circulación, una falsa y ridícula dicotomía, como si se tratase de actividades asimilables o antitéticas, entre las clases presenciales y el fútbol.

La clases presenciales se suspendieron y la actividad deportiva profesional llamada fútbol no. Pero las actividades no son comparables ni excluyentes. Tampoco se suspendió la venta de cigarrillos de 06 a 19 hs. y no fue esa actividad fruto de la ridícula comparación.

Las clases presenciales con el cumplimiento de los protocolos no son un riesgo, podemos coincidir con eso. Pero el fútbol con protocolos debidamente cumplidos tampoco. Si los jugadores de fútbol se juntan a tomar todos de un solo mate, deberían ser sancionados por su club, por la Asociación y por las autoridades, pero eso no hace al fútbol una actividad riesgosa.

Claramente lo mismo ocurre con las clases presenciales. Presuponer que los chicos se intercambian los barbijos y que aparte de chicos son opas, es un error, pero no existe lógica en la comparación con el fútbol.

Pretender deslegitimar la decisión presidencial con la comparación, es otra falsa dicotomía un simplismo y una subestimación de la gente. Las clases presenciales deberían seguir probabemente, y el fútbol también, con cuidados, con responsabilidad y con todos cumpliendo los protocolos. 

Pero buscar atacar una idea, con un paralelo burdo y simplista, no habla bien de quien realiza la compración ni tampoco de como subestima a su audiencia.