Siguiendo el éxito que tienen en la plataforma las series que ya se conocen con el sub género de True Crime esta vez la historia llega como ficción y no como documental y el resultado es una serie atrapante. Charles Sobhraj (o Alain Gothier) desarrolló sus crímenes a mediados de los años 70 en la Ruta Hippie del sudeste asiático estafando y asesinando a turistas que llegaban a Tailandia.

Sobhraj solía frecuentar los lugares donde llegaban los turistas y bajo la fachada de un vendedor de joyas los embaucaba para luego envenenarlos y robarles todas sus pertenencias, incluyendo sus pasaportes para luego viajar con identidades falsas.

La serie y su protagonista Tahar Rahim (nominado al Globo de Oro) captan perfectamente la esencia de amenaza constante que se esconde detrás de la personalidad magnética de este asesino. Perseguido por un diplomático holandés que busca desenmascararlo cada desaire y escape del criminal sirve para matizar aún más su proceder. Aterrador en su proceder y su lenguaje corporal, seductor y destructivo eludió a la justicia de varios países durante largo tiempo.

Otra de las virtudes de la serie es la ausencia de efectismo. La producción podría haberse poblado de imágenes truculentas pero se impone el suspenso y la sugerencia de imágenes tácitas que refuerzan la sensación de miedo sin necesidad de salpicar sangre.

El recurso de los saltos temporales constantes yendo del presente al pasado o al futuro puede ser, tal vez, el punto menos convincente del desarrollo pero la excelente ambientación setentista, actuaciones convincentes y la fotografía que presenta una paleta de colores que completa los escenarios y el vestuario hacen de “La Serpiente” un gran thriller que tiene el condimento de la historia real.

Los créditos finales que nos cuentas como terminó cada uno de los personajes y sus fotografías reales redondean una opción más que atractiva para emprender una atrapante maratón.