Que no les incumba la política ni se identifiquen con los políticos no significa que vivan en la Nube de Oort. Los centennials, franja de entre 16 y 24 años de edad, están más preocupados por cuestiones concretas como el cambio climático o los derechos de los animales que por las roscas del poder o el canto de sirena de las campañas. Apoyan la democracia, pero se sienten insatisfechos. No están solos. Zigzaguean entonces entre la apatía (escepticismo sobre las instituciones y baja participación e interés en la política) y la antipatía (apoyo activo a movimientos liberales hostiles a las instituciones pluralistas).