La situación pandémica en Brasil claramente no es buena. La cepa llamada Manaos del Coronavirus está asolando una parte del país y los contagios de esa y otras cepas parecen multiplicarse sin control. Y el presidente, Jair Bolsonaro, ha tomado una posición frente a estos hechos que mantiene su política original. "Cuando van a dejar de llorar por este tema" dijo, y dejo todo más que claro.

Ahora bien. La relación entre Alberto Fernández y Bolsonaro fue tensa de entrada, desde las visiones políticas e incluso desde lo personal, y sin embargo, Brasil es el máximo e ineludible socio comercial de la Argentina, como mayor potencia económica del Mercosur. Alberto lo sabe, y quiere acercar posiciones. 

Por eso, se espera con ansiedad su anunciado viaje al país, que el propio Bolsonaro fijó para el 26 de marzo próximo. El presidente piensa en arreglar los temas personales y avanzar con los comerciales, para darle a la producción argentina otro aire y expectativa.

Pero la cosa no viene fácil pandemia mediante. La multiplicidad de infecciones en el país carioca indica que la mejor medida de prevención y seguridad sería cerrar la frontera o restringir el acceso desde allí. Pero una medida de esa magnitud podría ser una mala señal respecto del manejo interno que Bolsonaro hace de la pandemia y la reacción del líder verdeamarelho es imprevisible.

Para sumar problemas, dentro del propio gobierno también hay un tira y afloja entre el Ministerio Salud, proclive a cerrar el país a niveles soviéticos, y otras dependencias como migraciones (que depende del ministro del Interior Wado de Pedro) y la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), que bajo el mando de Paola Tamburelli buscan  mantener la actividad en funcionamiento, la conectividad del país con el exterior en condiciones, y el funcionamiento del sistema aerocomercial.

La ministra de Salud, Carla Vizzotti, alerta al presidente sobre los riesgos sanitarios de mantener la frontera con Brasil abierta, pero lo hace en privado. Su situación política después del affaire del vacunatorio VIP, es delicada, salir a exponer su posición públicamente, expone también su débil situación política.

Por eso, los portavoces del cierre vienen de la Provincia de Buenos Aires, especialmente del ministro del área, David Gollán, que llamó por los medios a cerrar todo, con aval de la subterránea Vizzoti.

Así que, en materia de restricciones de ingreso en la frontera con Brasil, Alberto está entre múltiples fuegos: Bolsonaro y sus manejos extremadamente despreocupados, la política comercial exterior, el Ministerio de Salud y los sectores del gobierno que quieren mantener la apertura. Alguna decisión deberá tomar y es inminente. Por ahora, se mantienen, según explicó el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, las restricciones vigentes, pero la cosa puede cambiar en horas.