Habitualmente, las ciudades sede de las finales de la Champions League se deciden con mucha antelación. Los diversos países y ciudades de Europa pujan por ser anfitriones de un evento que reúne a muchos hinchas y que moviliza millones en turismo.

Sin embargo, las circunstancias mundiales actuales hacen que sea muy difícil prever la situación sanitaria de un país con tanta anticipación. Por eso, y si bien la ciudad de Estambul había sido designada para albergar el choque decisivo, tal como el año pasado, todo parece indicar que se mudará.

Rápidamente, los dos equipos finalistas, que son de Inglaterra, propusieron jugar en Londres para no tener que viajar tanto. Pero, ahora las alternativas más fuertes son Oporto o Lisboa, como fue el año pasado.

La situación es delicada. El Reino Unido, de donde son Manchester City y Chelsea, los dos equipos que van a disputarse la Champions, colocó a Turquía dentro de los países de mayor riesgo por las situación de la pandemia. Desaconseja fuertemente a todos y cada uno de los ciudadanos, incluidas las delegaciones deportivas, que viajen hacia ese país y en caso de que decidan hacerlo de todos modos, dispuso que deban someterse a una cuarentena al regresar.

La cuestión no solo pasa por los planteles, cuerpos técnicos y dirigentes que viajen. La UEFA permitirá un cierto grado de público en la final: habrá cuatro mil hinchas de cada equipo. Por lo que la final en Estambul significa potencialmente para el Reino Unido el egreso y posterior reingreso al país de más de ocho mil personas a las que se consideraría de riesgo de contagio.

Ante tal situación, las autoridades británicas y los principales directivos de los equipos propusieron jugar en Wembley, el mítico estadio londinense. Si bien Chelsea es de la capital inglesa y el City, de la ciudad de Manchester, dadas las circunstancias y las complejas alternativas, nadie puso ningún reparo y ambos apoyaron la moción.

Pero, ante esta propuesta, la UEFA habría solicitado una serie de excepciones para que periodistas y sponsors, entre otros, no tengan que pasar por un periodo de aislamiento al llegar a Inglaterra para el mencionado partido. Dado que el gobierno de Boris Johnson no está muy predispuesto a hacer estas excepciones, surgió una nueva posibilidad, que remonta al pasado reciente.

La alternativa más concreta es que el choque entre el Chelsea y el Manchester City se juegue en Lisboa, tal como sucedió con casi todos los cruces directos de la competencia el año pasado. La final de la edición pasada, que se disputó de un modo distinto, para respetar la “burbuja” sanitaria, se llevó a cabo en el Estadio Da Luz, la cancha del Benfica. En este caso, si la UEFA decide jugar en la capital de Portugal, el encuentro se realizará en el José Alvalade, la cancha del Sporting de Lisboa.

Existe también la posibilidad de que el choque se juegue en el país luso pero no en Lisboa, sino Oporto, a unos 320 km. En ese caso, se haría en el Estadio Do Dragao, la cancha del Porto.

De cualquier manera, buena parte de los problemas que se plantearon desde Inglaterra estarían resueltos. Portugal no integra la lista roja del gobierno de Johnson y quienes viajen no tendrían que hacer cuarentena a la vuelta.