Como en la película de Bill Murray, "El día de la marmota", la cosa siempre vuelve a empezar para la Corte Suprema, que tiene bien aceitados los mecanismos para ganar tiempo, especialmente en los temas escabrosos en los que quiere evitar pronuciarse.

Por ejemplo, en la causa en que el jefe de gobierno porteño, recurrió al Alto Tribunal por competencia originaria, reclamando por el DNU del gobierno nacional que intentó evitar las clases presenciales en CABA.

Larreta, presentó la acción el viernes 16 de abril, un día después de que el decreto se emitió, y desde entonces pasa de un lado a otro sin mucho destino. Como el gobierno suspendió las clases presenciales por dos semanas, ya estamos muy cerca que la vigencia de ese DNU expire y la Corte pueda declarar abstracta la cuestión.

Primero, el Tribunal le dio pase al Procurador para que se expida respecto a la competencia originaria de la Corte, algo obvio y evidente, en razón de los múltiples fallos de la propia Corte respecto a su competencia originaria en un litigio entre la Ciudad y la Nación o entre la Ciudad y otras provincias.

Luego le dio vista al gobierno nacional, quien mediante el Procurador del Tesoro, Carlos Zannini, presentó un escrito dando las razones de Alberto Fernández para decretar la suspensión. Y ahora, volvió a darle vista al Procurador para que se expida sobre el fondo del asunto.

Incluso cuando el titular del Ministerio Público contestase mañana mismo, la Corte ya se ganó 10 días metiendole burocracia al tema, y no va a decidir el jueves cuando el decreto vence el viernes.

¿A que apuestan los supremos?. A que si sigue habiendo restricciones desde este viernes, sean consensuadas, se llegue a un acuerdo entre Nación y Ciudad, como se intenta con la reunión de hoy entre los jefes de gabinete, y todo lo que se decida en el futuro sea consensuado, con lo cual su fallo, puede sentar algunos precedentes, pero no decide nada.

Mientras tanto, el prestigio del Poder Judicial y de su máximo exponente, la Corte Suprema, sigue tanteando si existe un piso para su caída.