En el fútbol argentino existe un desprecio poco comprensible por los procesos. El deporte en general tiende cada vez más a una lógica integral, en la cual los éxitos deportivos provienen de un orden y una planificación en todos los estratos. Sin embargo, ese rumbo se desconoce en la mayoría de los clubes por estas latitudes. 

Esta noche, desde las 21, Racing recibe a Argentinos Juniors en medio de una batalla que tiene al entrenador y a la secretaría técnica por un lado y a toda la dirigencia por el otro. Los cuestionamientos a Juan Antonio Pizzi tienen sus más diversas aristas. 

El ex entrenador de Rosario Central y San Lorenzo, entre otros, sufre permanentes embates dirigenciales, especialmente desde la derrota por goleada frente a River en la final de la Supercopa Argentina. Incluso, con la racha de tres partidos consecutivos ganados que lleva, no ha podido encontrar la calma. 

Si bien es cierto que el juego no fue el mejor, y que con Sportivo Belgrano, por Copa Argentina, estuvo muy cerca de la eliminación, pese al 3 a 1 final, no parece tener demasiado sentido haber dejado en el cargo a un DT luego de una caída estrepitosa como la mencionada y querer correrlo de su lugar ahora. 

De todos modos, quizás el error sea observar esta situación con alguna pretensión de sentido o racionalidad. Incluso si pudiese comprenderse el alejamiento de Diego Milito de la institución, emblema absoluto, como jugador y en su rol de manager, de uno de los mejores momentos de la historia moderna de Racing, mucho más complejo sería comprender lo que sucedió posteriormente y las consecuencias actuales. 

Rubén Capria fue designado como nuevo secretario técnico hace poco más de dos meses. Al “Mago” se le otorgó un presupuesto acotado y la responsabilidad de traer un entrenador y reforzar el equipo. Y así lo hizo: contactó a Pizzi, con el aval de la dirigencia, y contrató ocho refuerzos. De esas incorporaciones puede discutirse esencialmente el modo en que llegaron, ya que varios de ellos firmaron a préstamo y con opciones de compra altas. Pero, lo concreto es que de esos ocho, siete serán titulares ante Argentinos, por lo que evidentemente eran necesarios para el club. 

A dos meses de su arribo, Pizzi es cuestionado por prácticamente toda la dirigencia. Mientras se disputaba el encuentro con Sportivo Belgrano y la Academia estaba abajo en el marcador, los principales directivos del club ya le buscaban un reemplazante. El triunfo solo dilata la cuestión: esperarán algún tropiezo para ir nuevamente por su renuncia. Del otro lado, Capria, supuesta cabeza del proyecto futbolístico, es el único que apoya al entrenador en su cargo. 

Sin embargo, si quienes mandan cuestionan sus elecciones a menos de dos meses de haber llegado a la institución, la cuestión no parece tener mucho futuro. Mientras tanto, el conjunto de Avellaneda debe preparar un partido. Para el mismo, se producirá el ingreso de Kevin Gutiérrez en la mitad de la cancha, junto a Leonel Miranda o Matías Rojas, la única duda. 

El volante surgido de las inferiores, de buen paso por Godoy Cruz y posterior traspié en su estadía en Rosario Central, fue de lo poco positivo que el técnico pudo rescatar en el encuentro contra Sportivo Belgrano y se ganó un lugar para la Copa de la Liga. El contexto de ocho ausencias entre contagiados de COVID y lesionados, ubica a cualquiera de buen rendimiento entre los considerados. Argentinos, que lleva tres victorias consecutivas tras un tumultuoso arranque, también tiene serias bajas para ir al Cilindro. 

El menor de los hermanos Milito, Gabriel, no podrá contar con su dupla central titular conformada por Miguel Torrén, quien continúa aislado, y Carlos Quintana, lesionado. En la zaga estarán Pablo Minissale y Marco Di Cesare. Tampoco podrá estar Fausto Vera, quien la semana pasada contra Godoy Cruz debió ser hospitalizado por un traumatismo de cráneo.