Cuando los contagios aflojaron, todos nos aflojamos y el gobierno porteño también se aflojó. O, según como se vea, decidió presionar, levanto la habilitación para que la gente pueda estacionar en los lugares habitualmente prohibidos, excepción que se había generado para que las personas no viajen en transporte público.

Al levante el permiso, y multiplicarse las multas por mal estacionamiento, todos volvieron al transporte público. También volvieron los contagios.

La administración porteña padece un violento déficit financiero desde que el gobierno nacional le retiró un alto monto en concepto de coparticipación y la recuadación por las multas resulto un buen recurso.

Pero ahora, otra vez, es la bolsa o es la vida. O recuadamos o desagotamos el transporte público para mermar contagios. Tal vez debió buscarse otro modo de juntar dinero y mantener el transporte público lo mas vacío posible. Todo no se puede.