Por Luis Benvenuty para La Vanguardia.

El botellón se expande, las fiestas brotan descontroladas por todos los rincones de Barcelona... y el barrio de la Barceloneta ya está harto de ser el inquietante patio de juegos de esta pandemia: pide que el Ayuntamiento controle de veras el aforo de las playas, y si no pueden que al menos las por las noches, que no deje que los incívicos y los desconsiderados se apropien de los arenales de la urbe y hagan lo que les dé la gana.