Y un día volvieron. A medida que lo que ahora podemos llamar primera ola de Coronavirus se fue diluyendo, el peso de los infectólogos dentro del gobierno, mermó hasta casi desaparecer. Incluso, muchos utilizaron sus figuras para identificarlos con el cierre eterno de la economía que se produjo en 2020, señalándolos como responsables.

No faltó tampoco, el que le adjuidicó algunos "negocios" poco claros, a algún infectólogo, relacionado con su función de asesor presidencial, o al menos, algún aprovechamiento de la situación. Cierto o no, su imagen no terminó siendo la mejor.

Pero se vino la segunda ola. Las promesas de vacunas masivas, de inmunidad de rebaño, no se pudieron cumplir, tal vez no por culpa del gobierno sino porque los proveedores no respondieron, pero en definitiva, la responsabilidad del Ejecutivo pasó por una comunicación deficiente: promesas reiteradas de un paraíso que nunca ocurrió.

Tal vez hubiese sido mas prudente, advertir que no todo era tan promisorio, que había dudas, que los productores podían tener problemas en ese proceso. Incluso ir avisando a la ciudadanía, que podía haber problemas de suministro por culpa de otro. Pero la promesa del edén de las vacunas fue reiterada e imprudente.

Ahora los infectólogos volvieron a la Rosada y lo hicieron con el mismo remedio que el año pasado. A cerrar. Pero el Presidente Alberto Fernández aprendió algunas cosas. La experiencia del 2020 no fue en vano. Tiene una muestra en la calle, en la 9 de Julio, desde hace más de un día: los micros de larga distancia cortan la Avenida hace mas de un día, dicen que las restricciones los perjudican, que los aviones están volando y a ellos no los dejan trabajar, que van a perder sus ingresos.

Es un sector, a mas cierres, mas sectores perjudicados y ¿más gente en la calle protestando? ¿Y si el cierre masivo recomendado por la infectólogos lleva al efecto contrario y miles de personas se vuelcan a las calles de modo indefinido para defender su medio de vida?.

El Presidente se resiste a ese tipo de cierre, los números lo empujan y las soluciones a la mano son pocas. Volvieron los infectólogos. Mas voces que hablan de cierre y menos opciones a la mano. Las provincias gritan pedidos de auxilio porque las vacunas se les acaban, hoy, mañana, el viernes, es ya. Y no se encuentran medios para lleguen más.