Una docente increpó con vehemencia a un alumno. Fue un arranque de ira a favor de la vicepresidenta Cristina Kirchner y en contra del expresidente Mauricio Macri en una escuela secundaria de Ciudad Evita, partido bonaerense de La Matanza. La sancionaron. El presidente Alberto Fernández creyó oportuno defenderla en su condición de profesor de la Universidad de Buenos Aires: “Que haya tenido el debate es formidable, porque invita a pensar». ¿A pensar o a taladrar el cerebro de aquel que piensa diferente, como si hablar a gritos fuera una fórmula eficaz para hacerlo cambiar de parecer?