El retraso en los lanzamientos es moneda corriente en el periodismo de videojuegos. Los mismos muchas veces resultan favorables para los tiempos de desarrollo, en una industria con no pocas denuncias de explotación laboral. En otras, resultan fatídicas para el título; el conocido “development hell” o infierno de desarrollo del que nunca salen. Pero son extraños los aplazos por situaciones externas al medio o condicionados por la agenda setting.