Con las imágenes de los oficialistas levemente a la baja y las de los opositores estables, la angustia social empuja hacia el clima electoral como espacio de fuga y catarsis colectiva. Parece que los argentinos vamos a esperar a las urnas para darle nuestros mensajes al sistema político antes que salir a la calle, como hemos visto en muchos países de la región.