El exceso de gases de dióxido de carbono (CO2) provocan un efecto invernadero con la radiación térmica de la tierra e impide que esta se enfríe, lo que está afectando áreas del sur de Europa con mayor sequía y posibilidades de incendios.

Los investigadores de la Universidad de Estocolmo realizaron un estudio publicado en el Journal of Geophysical Research Atmospheres, en el que revelan que en los últimos meses del pasado verano las temperaturas registradas se incrementaron con mayor rapidez que las del promedio mundial.