Italia arrancó la Eurocopa con una confianza asombrosa. Es cierto, no enfrentó rivales de elite, pero despachó a dos rivales que están lejos de ser de lo peor del continente con una sencillez y una calma admirables. En la segunda fecha le ganó por 3 a 0 a Suiza en el Olímpico de Roma con dos goles de Manuel Locatelli y uno de Ciro Immobile, y se transformó en el primer clasificado a los octavos de final del torneo.