Es una pena que un partido se empañe de tal modo con un fallo arbitral. Lamentablemente, y a pesar de la tecnología, pasa cada vez más seguido. En Wembley, Inglaterra, que no necesitaba ninguna ayuda para ser superior, derrotó 2 a 1 a Dinamarca gracias a un penal escandaloso y es finalista. Mikkel Damsgaard abrió la cuenta con un tiro libre bárbaro, Simon Kjaer, en contra, empató y en el alargue, de rebote tras un disparo desde el punto del penal, Harry Kane marcó el definitivo.