La complicación que sufrió Independiente al llegar a Bahía es propia de estos tiempos, pero también remonta a algunas prácticas retrogradas. La delegación fue frenada en la zona de migraciones y se les impidió entrar al país durante toda la noche. El motivo, es que las autoridades locales no aceptaron el alta y los testeos negativos de parte de la delegación del Rojo y los retuvieron en el aeropuerto.

Los futbolistas, miembros del cuerpo técnico y dirigentes a los que no se les permitió el paso, tuvieron COVID-19 en el último tiempo, cumplieron el periodo de aislamiento, y hasta desarrollaron anticuerpos. Por eso, contaban con la documentación habilitada por la CONMEBOL para jugar el partido.

Sin embargo, las autoridades brasileñas les impidieron el paso y los hicieron permanecer en la sala de migraciones durante toda la noche, sin proveerlos de agua ni comida. Pasadas unas horas, personal del hotel en el que Rey de Copas se aloja, acercó al hotel ropa blanca para que los jugadores descansen como puedan.

Más allá de las delicadas circunstancias actuales, las copas internacionales en Sudamérica a veces deja imágenes del siglo pasado, especialmente en Brasil. Afortunadamente, en nuestro país se ha vuelto poco usual el hostigamiento a delegaciones extranjeras que vienen a jugar un partido de fútbol. Además, son nulas las veces durante el último tiempo en las que dichos hostigamientos se han producido con complicidad estatal.

En Brasil, en cambio, suele existir una predisposición extraña de parte de las autoridades para castigar y hacerle el periplo un poco más difícil a cualquier equipo o grupo de hinchas extranjero que llega al país. Algunos escándalos recientes, como la final de la Copa Sudamericana 2012 entre San Pablo y Tigre, o el clima violento que se vivió en Rio de Janeiro en la consagración de Independiente ante Flamengo en la Sudamericana 2017, parecen confirmar este tipo de actitudes sorprendentes.

Ya en horas de la mañana, los jugadores a los que no se les impugnó la documentación presentada fueron habilitados para pasar y descansan en el hotel. Renzo Bacchia, Juan Manuel Insaurralde, Thomas Ortega, Gonzalo Asís, Pablo Hernández, Adrián Arregui, Lucas González, Nicolás Messiniti y el entrenador, Pedro Damián Monzón, no fueron admitidos y regresarán hoy al país.

Durante horas de la noche y la mañana, la CONMEBOL barajó las opciones de disputar el partido mañana en Brasil o el jueves en Paraguay. Sin embargo, por pedido de Independiente, dado que juega un partido fundamental el próximo fin de semana ante Huracán por el campeonato local, el partido se jugará hoy a la hora estipulada inicialmente.

El Rojo jugará con la desventaja producida por el maltrato: mal descanso y alimentación, y una cuota de estrés innecesaria. Además, cambiará de entrenador nuevamente. Julio Cesar Falcioni se encuentra en Buenos Aires por una difícil situación familiar, su primer colaborador, Omar Piccoli, está aislado por ser positivo de COVID y Monzón fue deportado.

En consecuencia, Cesar Velázquez, entrenador de arqueros, será el director técnico. Desde las 19.15, el conjunto de Avellaneda intentará llevarse un resultado positivo luego de todo lo sucedido. El encuentro es decisivo ya que se enfrentan el primero contra el segundo. Tanto un triunfo como un empate le permiten al Rojo seguir como líder del grupo, pero una derrota lo pone a Bahía en ese lugar.