El telescopio más grande y poderoso del mundo ha llegado a su destino final: un puesto de observación a un millón de kilómetros de la Tierra.

El telescopio espacial James Webb de la NASA, valorado en 10.000 millones de dólares, se lanzó el día de Navidad del año pasado desde la Guayana Francesa en una misión para contemplar el amanecer del universo. Debido a su gran tamaño, Webb tuvo que lanzarse plegado dentro del Ariane 5, un cohete europeo.