Excepto por aquellos que construyen realidad desde el prisma de los miedos, sabemos que el Frente de Todos pierde estas elecciones. La única discusión es por cuánto. En qué medida se han descompuesto aquellos guarismos potentes de 2019, y en qué medida eran mentira los
supuestos votos de Alberto Fernández, de Sergio Massa y de la misma Cristina Kirchner.

¿Cuán por debajo de aquél 48% nacional estará el oficialismo? Serán aproximadamente trece puntos. ¿Cuán por debajo de aquel 52% en la Provincia de Buenos Aires? Serán cerca de diecisiete. ¿Cuán por debajo de aquel 35% en la Ciudad Autónoma? Serán, más o menos, diez. Y así sucesivamente en todas las provincias.

El sopapo será gigantesco no importa cuales fueran los números “finitos” finales. Siempre supusimos que Cristina Kirchner movilizaba el 35% del electorado nacional. Dependiendo las circunstancias, con ese porcentaje perdía o ganaba elecciones por la fluctuación de ese voto cambiante tan complejo de auscultar.

Si la gente estaba enojada con ella, entonces perdía, y si la gente estaba enojada con otro (Macri por ejemplo), ganaba.

Si el domingo de las elecciones vemos un Frente de Todos de 35% entonces quedará claro que el “bluff” del 2019 eran Alberto y Massa. Pero, si vemos menos de ese guarismo, entonces quizás estemos frente al inicio del ocaso de la misma Cristina Kirchner.

Ese escenario redefiniría todo el juego de las identidades políticas que, desde hace décadas, se referencian en torno a su presencia: propios, aliados, enemigos recuperados y rivales de siempre.

No es lo mismo, para los tiempos que vienen, que Alberto Fernández carezca de valor político y prestigio social, pero con una Cristina sólida que pueda tanto sostenerlo como condicionarlo, que la disolución total del primero y parcial de la segunda. No es lo mismo.

LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES

Luego de proyectar de manera no-lineal aproximadamente 8% de indecisos, y de descontar otro 2% de voto en blanco e impugnado, los datos de la Provincia indican que la distancia a favor de Juntos tiende a ampliarse a ocho puntos. La elección se polariza y las terceras opciones se mantienen cerca unas de otras

El 44.1% de Diego Santilli puede asumir entre 42.1% y 46.1% contabilizando el 2% de margen de error, de la misma manera que el 35.8% de Tolosa Paz puede oscilar entre 33.8% y 37.8%. De modo tal que la diferencia mínima es la ya conocida (4%).

LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

Luego de proyectar de manera no-lineal aproximadamente 10% de indecisos, y de descontar otro 2% de voto en blanco e impugnado, los datos de la Ciudad indican que Juntos por el Cambio aspira a alcanzar el 50% de los sufragios afirmativos que buscan como objetivo, y que el Frente de Todos no crece ni se disuelve. La elección se polariza un poco menos que en la Provincia, y La Libertad Avanza crece unos cuatro puntos.

El 50.1% de María Eugenia Vidal puede asumir entre 47.5% y 52.7% contabilizando el 2.6% de margen de error, de la misma manera que el 24% de Leandro Santoro puede oscilar entre 21.4% y 26.6%. Es esperable que el 17.5% de Javier Milei, por su lado, pueda fluctuar entre 14.9% y 20.1%.

LAS VARIABLES QUE INFLUYEN

En los puntos de indecisos que hemos proyectado pudimos ver vergüenza en el voto blando del Frente de Todos. Personas que no dicen que van a votar al kirchnerismo en la pregunta de intención de voto pero que, por otras preguntas, se muestran más cerca de ese espacio que de otros.

Los quince días restantes desde la toma de estas muestras y las elecciones estarán llenas de noticias que intentarán mover el clima electoral para un lado y para otro, entre ellas, el dólar superando los 200 pesos y el gobierno intentando controlar precios.

El día de la elección veremos en qué medida cada campamento, sobre todo los más pequeños por más que sean sucesos disruptivos, pueden fiscalizar correctamente la elección. También cuánta “fuerza de movilización” (elegantemente) ponen los jefes territoriales para mover unos puntitos de voto.

Importante será revisar el juego de los intendentes del Frente de Todos. Entre bambalinas de la política se sabe que muchos de ellos se preparan para poner en funcionamiento el reparto de sus propias boletas “cortadas” para defender sus concejos deliberantes. Los cuerpos legislativos locales serán sus problemas cotidianos los próximos dos años mientras el panorama “arriba” es incierto.

Lo hemos visto en 2009 y en 2013. Ante el escenario de derrota, muchos intendentes repartieron en las zonas céntricas de sus localidades la boleta opositora de nivel provincial junto a la propia de nivel concejales, obteniendo más votos “abajo” que “arriba”. Recordarán ustedes los sucesivos enojos de Néstor y Cristina al respecto.

El sistema te acompaña hasta la puerta del cementerio. Los sabemos. Más aún si hay heridas abiertas y venganzas pospuestas tras años de maltratos vividos en silencio.