Más allá de la lucha política a niveles de liderazgo del espacio oficialista que produjo la renuncia de Máximo Kirchner, una señal determinará quien es, al menos a nivel parlamentario, el ganador de esta puja, o quien aprovechará el río revuelto, para ganar en la pesca.

La presidencia del bloque oficialista en el cuerpo es todo un símbolo, de hecho lo era que el titular del mismo fuese Máximo: dejaba claro el poder de La Cámpora. Su reemplazo dará una señal; un kirchnerista, un albertista (si hay alguno en la Cámara) o un massista, que consolidaría el poder del presidente de esa Cámara, dentro de la coalición de gobierno.

Sería complejo que un camporista acepte el cargo, incluso cuando el presidente Alberto Fernández lo intenta, para mantener los equilibrios dentro de la alianza de gobierno. Significaría un desafío al propio Máximo, la muestra de que piensa diferente a lo que expresó el renunciado titular del bloque.

De modo que las opciones se reducen. Algunos insisten en que habrá una señal a la liga de gobernadores y por allí iría la elección, a falta de albertistas puros en el cuerpo, pero también Sergio Massa hace sugerencia al presidente, que podrían resultar ganadoras en la puja.

El cargo es importante, pero a esta altura y luego de lo ocurrido, es un símbolo político de enorme valor, quien reciba el aval presidencial y de sus compañeros de bloque, para ocupar la preciada banca.