Esta vez no fue el Duende Verde, ni tampoco el doctor Octopus. Ahora el Hombre Araña debió enfrentar un desafío mayúsculo, inesperado, que Marvel no se animó a pergeñar: fue atacado por el jefe de barrabrava de Vélez.

Ocurrió en Villa Gesell cuando Raúl Ciminelli, robusto fan del club de Liniers, que pretendía pasear por la ciudad balnearia, se topó con el trencito de la alegría que obstruía su paso, haciéndolo mas lento.