El acto de lanzamiento se hizo en Escobar, pero la firma de las candidaturas y las febriles negociaciones fueron antes. Pero por fin se cerraron los acuerdos, con heridos y dirigentes felices, como en cada cierre de listas. Bastaba ver en el acto, las caritas de Leandro Santoro y Gisela Marziotta, para saber quien había ganado la disputa.

Tolosa Paz firmando su candidatura
Tolosa Paz firmando su candidatura

En Provincia la cosa quedó así: encabeza la lista Victoria Tolosa Paz (Alberto), en segundo lugar Daniel Gollán (Cristina) y tercera irá Marcela Passo (Sergio Massa). En el cuarto lugar aparece otro cristinista, el secretario general de la bancaria, Sergio Palazzo y quinta, Agustina Propato, mujer de Sergio Berni, también kirchnerista. Siguen Vanesa Siley, Walter Correa y Leopoldo Moreau y en el ´decimo lugar, la sorpresa, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo.

Dos símbolos en esa candidatura. El ministro del área quedó décimo y la titular del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, quedó primera, lo que muestra cual de los dos tuvo mas peso en este tiempo. El otro tema a considerar es que el todo ese sector del gobierno quedó vacante, para que lo aborde el cristinismo, porque no "el Cuervo" Andrés Larroque, hoy el titular de Desarrollo en Provincia.

Leandro Santoro
Leandro Santoro

En Capital las cosas tampoco estaban fáciles. Leandro Santoro era el candidato de Alberto y también bien visto por el kirchnerismo para encabezar en CABA. Pero en un momento aparecieron fuertes presiones internas para que Gisela Marziotta sea la cabeza de lista. Le adjudican la jugada a Víctor Santamaría. En definitiva, el líder de Los Irrompibles, la agrupación radical porteña radicada en la calle Formosa 114 es el número uno y Marziotta la dos.

Continúan Carlos Heller que preside la comisión de Presupuesto actualmente y reelige, Lorena Pokoik, hasta aquí legisladora porteña, y quinto Matías Tombolini, ex lavagnista y vicepresidente del Banco Nación.

Con las cosas definidas, el Frente de Todos inicia la batalla electoral para mantener las mayorías parlamentarias y la legitimidad que le permita encarar la segunda mitad del mandato, con un respiro político.