Una mujer tuvo un último pedido de lo más curioso. Solicitó que su tumba fuese adornada con una estatua gigante de un pene. La mujer se llamaba Catarina Orduña Pérez y falleció a los 98 años de edad. En el pueblo la conocían como “Doña Cata” y todos la recuerdan como una mujer de mente muy abierta y bastante irreverente.

Fue así que su familia decidió honrar el pedido de doña Cata e inauguraron el monumento terminado de un metro y medio de altura, desde la base del tronco y los testículos, hasta la punta, que pesa casi trescientos kilos.

Uno de los nietos declaró: “Decidimos hacerlo porque era su deseo y también la forma en que reconocemos su amor y alegría por la vida”.

Sus nietos la recuerdan como una mujer de avanzada: “Ella quería romper el paradigma de todo lo mexicano, donde las cosas a veces se ocultan por no tener una mente abierta. Ella siempre fue muy vanguardista, muy adelantada en las cosas”.

El gigantesco pene vigila ahora la tumba de Doña Cata y llama la atención de todos quienes pasan por el cementerio de Misantla, en Veracruz, México. Algunos miran con recelo tamaño monumento aunque otros se solazan con el homenaje a la felicidad de Doña Cata.