Da la sensación de que la Selección de Brasil, al menos a nivel continental, no tiene comparación. El equipo anfitrión de la Copa América demuestra su jerarquía tanto cuando maneja el ritmo y decide en qué momento acelerar como cuando se suelta y aplasta rivales.

Tras un primer tiempo al trote, en la segunda mitad fue a fondo y pasó por arriba a Perú. Lo derrotó 4 a 0 con goles de Alex Sandro, Neymar, Éverton Ribeiro y Richarlison. El equipo incaico planteó un partido totalmente correcto en el arranque. Se animó a jugar con la pelota, a presionar alto y a mostrar su capacidades a pesar de sus ausencias.

Pero la calidad técnica del conjunto local es incomparable y con una mínima aceleración se puso en ventaja. Hasta los 13 estuvo contenido y bien tomado, pero entonces apareció Neymar con un taco en mitad de cancha para cambiar el rumbo de lo que parecía una jugada más.

Alex Sandro abrió para Everton y se metió en el área. Tras un centro pasado, Gabriel Jesús la metió hacia el medio y el lateral de la Juventus apareció como delantero para definir la acción. En un parpadeo, el gran candidato se puso en ventaja. Desde entonces la tónica del partido se modificó, aunque poco.

La pelota ya no fue de los de Ricardo Gareca sino de los de Tité, que de todos modos se tomaron el trámite con calma. Manejaron las acciones con la consciencia de ser superiores y aceleraron sólo cuando quisieron, por ejemplo con un remate de Fabinho a la salida de un córner que se fue desviado.

Con esa única acción y con la amenaza permanente propia de la categoría de sus futbolistas le alcanzó a Brasil para transitar un primer tiempo sin demasiada acción. Solamente sufrió en una jugada en la que Yoshimar Yotún recibió en el área y remató, pero Danilo puso el cuerpo para evitar que la pelota vaya al arco.

En el entretiempo, el entrenador brasileño mandó a la cancha a Everton Ribeiro y a Richarlison en lugar de Everton Sousa y Gabigol, quien no marca la misma diferencia que en el Flamengo. Las modificaciones le vinieron muy bien a un equipo que en el complemento se pareció al de hace unos 20 años, donde todas las figuras se sumaban en ataque y enloquecían a cualquier rival.

A los 15, volvió a acelerar el gran distinto que tiene la competencia. Neymar encaró a Renato Tapia, se metió en el área hacia el sector izquierdo y en cuanto el peruano se le acercó, se dejó caer groseramente.

Patricio Loustau exportó su habitual nivel en la liga local y sancionó penal, pero desde el VAR lo invitaron a rever la acción y finalmente revirtió su cobro. A los 23, el 10 del PSG tuvo una tercera intervención y otra vez fue determinante. En este caso recibió de espaldas, giró ante Christian Ramos y sacó un remate rasante y cruzado que venció a Pedro Gallese.

Lo bueno que había hecho Perú en la primera mitad se fue diluyendo y Brasil, sin acelerar del todo, cada vez fue más superior. Perú pudo ponerle un poco de suspenso a la historia a falta de 13 minutos, de pelota parada.

Tras un centro al segundo palo Aldo Corzo apareció solo y en vez de empujarla, conectó la pelota hacia un costado. Alex Valera, que entró en el segundo tiempo, remató solo de frente y la tiró por arriba del travesaño.

Cuando quedaba un minuto, en una acción colectiva, el equipo de Tité sacó a relucir todo su talento. Entre Neymar, Richarlison y Everton Ribeiro armaron una jugada colectiva maravillosa que el propio hombre de Flamengo sentenció sin dificultades.

Y, en el segundo adicionado, llegó el cuarto. Fabinho tocó para Neymar, el del PSG jugó de espaldas para Firmino que definió contra el cuerpo de Gallese. Tras el rebote, Richarlison, que revolucionó el juego con su ingreso, liquidó desde el piso.

Brasil mostró todo lo que es: cuando llevó el partido al trote con ventaja y cuando aceleró y trituró a la defensa peruana. Le sobran argumentos para ser el mejor equipo de la Copa América y se encamina a desfilar por un torneo que no tiene a ningún equipo hasta ahora que pueda asemejársele en nivel. Tras muchos años volvió a ser un equipo que se divierte cuando arrolla a sus contrincantes.