Es histórico y es merecido. Dentro de un fútbol argentino que se acható como consecuencia de algunas decisiones dirigenciales y de la crisis económica profundizada por la pandemia, Colón fue un muy buen campeón, que se mantuvo en alto nivel durante todo el torneo.

En la final le ganó con absoluta claridad a Racing por 3 a 0 con goles de Rodrigo Aliendro, Cristian Bernardi y Alexis Castro y se consagró campeón de la Copa de la Liga. Es el primer título que consigue en su historia.

No hubo grandes sorpresas desde lo estratégico. Ambos ejecutaron el libreto que mejor conocen y en el caso de la Academia el único que le trajo algún resultado. El Sabalero tomó la iniciativa y el protagonismo, aunque sin tenencias demasiado prolongadas. Se mostró, como siempre, como un equipo ofensivo y dinámico, pero resolutivo.

El conjunto de Juan Antonio Pizzi, en cambio, esperó retrasado en su campo. Le dejó más de 50 metros de cancha al rival antes de ejercer algún tipo de presión, y en ofensiva arrancó, como la mayoría de los partidos, con pelotazos para Enzo Copetti y Darío Cvitanich e intentó adueñarse de la segunda pelota.

Más allá del análisis cualitativo de cada una de las ideas de juego, los de Eduardo Domínguez estuvieron más cerca de cumplir con sus objetivos. El ex River, Cristian Ferreira, que finalmente fue el reemplazante de Facundo Farías, entró muy bien en el equipo. Esa inclusión, de un futbolista de buen manejo, más retrasado, le dio la ventaja de tener superioridad numérica en la mitad de la cancha y eso se notó.

Sin embargo, en la primera mitad hubo pocas jugadas claras. Apenas una aproximación como un remate débil de Bernardi que rompió y llegó al área tras una buena jugada colectiva y alguna acción de pelota parada.

A pesar de todo, con el correr de los minutos Racing pudo tener un poco más la pelota y generar algún circuito de juego. Siempre intentó quitarle ritmo al partido y progresar lentamente. Tomás Chancalay con un par de arrestos individuales fue de lo mejor del equipo. Sin embargo, no fue un buen primer tiempo de los de Pizzi. Colón fue más desde la actitud y a partir de la presión que ejerció.

En la segunda mitad, la Academia intentó con el ingreso de Aníbal Moreno en el medio. Salió Cvitanich y Copetti pasó a jugar más centrado, algo que debió ocurrir de entrada. Sin embargo, a los 13, el Sabalero dio el golpe y desde entonces fue imparable.

Rodrigo Aliendro ahogó, recuperó, tocó y no se desentendió, sino que fue al área. Por la derecha, entre Facundo Mura y Alexis Castro combinaron para que el primero meta un buen centro y el propio Aliendro, una de las figuras del torneo, apareció para anticipar a Gastón Gómez y definir. Colón se ponía en ventaja y encaminaba una noche histórica.

Tras el tanto, el equipo santafesino volvió a ejercer el control del partido, incluso a pesar de perder a su gran figura, Luis Miguel el “Pulga” Rodríguez, que a los 20 salió lesionado. Ante la necesidad rival, empezó a encontrar espacios y a sacar una diferencia muy notoria en el juego.

Racing corría atrás de la pelota sin sentido ni rumbo. A los 27, ya con el equipo luciéndose, encontró el segundo. Bernardi controló contra la raya izquierda, se sacó un rival de encima, encaró hacia adentro y soltó para Nicolás Leguizamón que en dos toques se la devolvió. El ex Instituto enfrentó a Gómez, esperó hasta que el arquero fue al piso y se la picó. Un verdadero golazo para poner las cosas 2 a 0.

Todo lo que quedó fue para el lucimiento del Sabalero, que fue ampliamente superior. Manejó la pelota, jugó con la desesperación de un Racing sin una sola idea y llegó al merecido tercer tanto.

Mura, que jugó un partido enorme, volvió a tirar un centro desde la derecha y tras un rebote, Castro capturó y definió con calidad contra el segundo palo. El encuentro terminó con una superioridad imponente del ganador frente al equipo de Pizzi, que nunca estuvo a la altura de una final, ni en propuesta ni en rendimiento.

El título para Colón no llega por casualidad ni como consecuencia fortuita de un torneo cuyo formato, en este último tramo, dio oportunidades a equipos más timoratos. Es producto de una excelente temporada en la que tuvo un gran rendimiento colectivo e individual, de algunos que en la final estuvieron en la cancha como Facundo Garcés, Federico Lertora, Castro, Aliendro y el “Pulga” y otros que no, como Rafael Delgado, Eric Meza y Facundo Farías.

Tras una fase inicial arrasadora, fue el único equipo que llevó fútbol a San Juan y el fútbol lo retribuyó como merecía. Cómo si todo lo mencionado fuera poco, se aseguró un lugar en la Copa Libertadores del año que viene