Las ondas gravitacionales son ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo que ocurren cuando dos objetos hipermasivos, como los agujeros negros, chocan violentamente.

Una reciente investigación de los observatorios LIGO, en Estados Unidos; Virgo, en Italia, y KAGRA en Japón, en la que participaron cientos de científicos, afirma haber detectado el mayor número de ondas gravitacionales hasta la fecha.

Este hallazgo puede ayudar a resolver algunos de los enigmas más complejos del universo, incluyendo los componentes fundamentales de la materia y el funcionamiento del espacio y el tiempo.

"Esta es realmente una nueva era para la detección de ondas gravitacionales", dijo en un comunicado Susan Scott, investigadora del Centro de Astrofísica Gravitacional de la Universidad Nacional de Australia y una de las autoras del estudio.

El trabajo colaborativo de LIGO-Virgo-KAGRA detectó 35 nuevas ondas gravitacionales entre noviembre de 2019 y marzo de 2020.

Esta cantidad es más de 10 veces el número de ondas gravitacionales que LIGO-Virgo habían detectado en su primera ronda de observaciones, que ocurrió durante cuatro meses entre 2015 y 2016

De las 35 ondas detectadas, 32 son el resultado de choques entre pares de agujeros negros que se fusionan, y tres corresponden a colisiones entre estrellas de neutrones y agujeros negros.

Los detectores como LIGO (Observatorio por Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales) son capaces de detectar estas perturbaciones que ocurren a escalas subatómicas.

Desde 2015, estos instrumentos se han ido volviendo más sensibles, lo que permite detectar más ondas.

Según Scott, el aumento de la sensibilidad de los detectores con el tiempo permitirá identificar nuevas fuentes de ondas gravitacionales, algunas de las cuales serán inesperadas.

Una de esas fuentes podría ser, por ejemplo, la radiación gravitacional generada por el propio Big Bang.