El Coronavirus golpeó duramente las economías occidentales en 2020. La llamada Zona Euro cayó en promedio 7,5%, Reino Unido se desplomó 11,2%, Canadá aguantó bastante bien, cayó 5,4% y los Estados Unidos, luego de una caída brutal en el segundo trimestre, y una recuperación récord el resto del año, sólo cayó un 3,7%. China, al contrario, creció casi 2,3%. Si nos detenemos en la tabla de la OCDE, 2020 muestra a todos los países en rojo (es decir, en caída), salvo uno que está en verde: China.

Pero eso no es todo. El gigante asiático anunció el sábado que espera crecer como mínimo un 6% en 2021. Es una cifra reducida si se consideran las prospectivas de los especialistas: entre un 8% y un 9%.

El anuncio, estuvo a cargo del primer ministro, Li Keqiang, en la apertura de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular. “El objetivo del 6% nos permitirá dedicar toda la energía a promover las reformas, la innovación y un desarrollo de calidad”, dijo.

Pero además, el funcionario indicó que crearán más de 11 millones de empleos para dejar la tasa de desocupación en tan solo el 5,5% a la vez que dedicara un 7% del producto en investigación científica, con el objetivo de impulsar el plan de autosuficiencia tecnológica, especialmente en sectores críticos como el de los semiconductores, de los que dependen de Estados Unidos y de Taiwán.

Eso no es todo. Ser una potencia mundial, o mejor, la superpotencia mundial, a lo que aspiran, requiere otro tipo de inversiones, por lo que se anunció también un alza del 6,8% del PBI en gastos para la defensa.

A todo esto, debe sumarse la puesta en marcha durante el año pasado del yuan digital, moneda electrónica del estado chino, la primera del mundo que maneja un estado nacional, que busca competir con el bitcoin y otras de tal calibre. El yuan, ya es la séptima moneda mas utilizada del mundo en transacciones comerciales y los chinos esperan en el mediano plazo, estar entre las tres primeras con la versión electrónica.

La avanzada de China en materia de constitución en superpotencia, era una hecho antes de 2020. Avanzaba a paso firme, sin prisa pero sin pausa. Pero el año pasado, en que el virus originado en China asoló al mundo y lo demolió social y económicamente, “curiosamente” resultó un espaldarazo para la propia China, que crece en todos los aspectos, mientras el resto cae.