Un fantasma recorría el mundo, y más precisamente París. El fantasma de la remontada del Barcelona contra el Paris Saint-Germain en 2017, 6 a 1 en Cataluña tras perder 4 a 0 en Francia; una de las pocas esperanzas en las que el equipo culé podía apoyarse. El Barça estuvo en partido, a diferencia de lo que sucedió en la ida, pero le costó mucho convertir y se quedó afuera. Kylian Mbappé, de penal, abrió la cuenta y Lionel Messi empató con un golazo. Presionó, creó con paciencia y con muchísima más movilidad que de costumbre.

El equipo de Ronald Koeman hizo un esfuerzo denodado por estar en constante desplazamiento, aún con carencias de velocidad. Para ello, fue muy importante Ousmane Dembélé. El francés estuvo muy participativo, en una posición distinta, más suelta. Tiro permanentes diagonales por delante de Presnel Kimpembe y a la espalda de Marquinhos, y generó mucho peligro. Pero, falló al menos tres veces en lo que suele ser su punto flaco: la definición.

Con pelota, el conjunto catalán se plantó alto, con Sergio Busquets casi como un clásico enganche y Jordi Alba y Sergiño Dest, que estrelló un remate en el travesaño, más arriba que los extremos. De ese modo, el equipo de Messi dominó inesperadamente el primer tiempo y dio la sensación de poder dar vuelta la historia. A los 29, el VAR, el asesino silencioso que día a día erosiona los cimientos del deporte más popular del mundo, volvió a hacer de las suyas. Tras un centro que caía sin inconvenientes en las manos del arquero, Clement Lenglet pisó sin intención alguna el botín izquierdo de Mauro Icardi.

Pese a que nadie reclamó y que la acción fue totalmente fuera de contexto, el árbitro, luego de ver jugada en video cobró penal. Mbappé, que no brilló ni condicionó a la defensa del Barça, ejecutó bárbaro y puso el 1 a 0. A los 35, Lionel Messi, que había sido eje de juego pero no había podido terminar muchas, metió uno de los goles más espectaculares de su carrera, lo que es mucho decir. De más de 30 metros sacó un misil de zurda que se fue abriendo hacia el palo derecho de Navas. Golazo e inyección anímica para el conjunto catalán, que todavía necesitaba tres goles más para empatar la serie.

En el primer minuto de adición y con él Barca aún dominante, Griezmann fue a disputar la pelota con Kurzawa, llegó primero y el lateral se llevó puesta la pierna del delantero. El juez sancionó un penal para el equipo de Messi, que él mismo ejecutó. Pateó fuerte y levemente a la derecha del arquero y Keylor Navas, con las piernas desvió hacia arriba y salvó a su equipo con ayuda del travesaño.

En el segundo tiempo el Barcelona sintió el golpe y tuvo una actitud mucho menos avasallante. Aún así dominó y debió convertir algún gol más, pero se encontró con un gran Navas, que sacó todo. Sobre el final, con toda la cancha a disposición, el PSG tuvo alguna oportunidad de ganar el partido de contra. Sin embargo, el equipo de Mauricio Pochettino mostró una versión muy deslucida que contrastó enormemente con lo que había logrado hacer en el Camp Nou.

Aquella actuación le colocó el mote de candidato y esta le puso paños fríos a lo que parecía, por fin, un rendimiento colectivo acorde a las individualidades. La remontada quedó muy lejos en el resultado pero en algún momento del partido, no fue tan utópica de acuerdo al trámite. El Barcelona fue un equipo mucho más interesante que en la ida, e incluso que en la mayor parte del ciclo Koeman. Pero le faltó gol, algo que solo le aportó Messi, quien, por otro lado, parece más abocado a otros aspectos del juego.

Por primera vez desde la temporada 2006/2007, el equipo catalán se quedó afuera en octavos de final. Por aquel entonces, el equipo catalán quedó afuera frente al Liverpool. Además, la Champions League no tendrá, a partir de cuartos de final, ni a Cristiano Ronaldo ni a Messi. Ya en la edición anterior, ninguno de los dos había estado a partir de las semifinales. Sin embargo, desde hace 16 años que al menos uno de los dos estaba en los cuartos del torneo continental más importante de Europa. Todas las etapas llegan a su fin.

Por otro lado, el Liverpool confirmó lo hecho en Alemania y eliminó al Leipzig. Lo derrotó por 2 a 0 en Anfield con goles de Mohamed Salah y Sadio Mané, para cerrar un global de 4 a 0. El conjunto de Jürgen Klopp se sacó de encima con facilidad a un semifinalista de la edición pasada de la Champions League y avanzó a los cuartos de final.