Alejandro Cacace es abogado y político radical, diputado de la Nación por la provincia de San Luis desde diciembre de 2019. Forma parte del grupo de los sub 35 . A los 25 años se convertía en el presidente más joven de la UCR en una provincia. Convencido que la educación es el camino realizó estudios de derecho, economia y filosofía en numerosas universidades extranjeras. 

¿Cuál sería su análisis de la ley de impuesto a las ganancias, alcanza, falta contemplar alguna situación? ¿Cuáles serían sus propuestas?

Sobre la ley del Impuesto a las Ganancias, primero hemos recibido un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso, que analiza el impacto fiscal del impuesto, y claramente descarta algunas de las aseveraciones que el gobierno venía haciendo últimamente.

La primera de ellas es que es un “alivio fiscal”, que esto va a resultar en un aumento de la recaudación de 120 mil millones de pesos para el ejercicio fiscal 2021, lo que claramente marca es que un “alivio fiscal” no es, sino que es un aumento de los impuestos.

Segundo, que el gobierno decía que 9 de cada 10 empresas van a pagar menos impuestos. Eso también está descartado, es falso, las empresas van a pagar lo mismo o más porque aumenta la alícuota de 25% que está vigente para todas las empresas que inicien su ejercicio fiscal después del 1 de enero de 2020, que es lo que establecía la reforma fiscal del 2017, para que estuviera vigente a partir de este año, pero que el gobierno suspendió con la ley de emergencia económica.

Debía regir a partir de este año, pero finalmente ya después vienen con 3 proyectos diferentes y van con esta reforma que implica realmente un aumento de impuestos. Ya lo dijo con sinceridad el Secretario de Políticas Tributarias, que dijo que la idea era volver a la alícuota del 35% y con eso va a haber, claro, algunas empresas que continúan pagando el 25% de alícuota.

Eso no resulta en un incremento de la recaudación, pero otras empresas van a pagar un 30%, lo cual es un incremento y otras van a pagar hasta 10 puntos más, el 35% más lo que pagan por distribuir dividendos, lo cual va a resultar evidentemente en un aumento.

Nosotros no es que estemos en contra del Impuesto a las Ganancias a las sociedades, lo que creemos es que es un momento de pandemia en donde las empresas están muy golpeadas, en donde Argentina tiene la presión Tributaria nominal a las empresas más alta de la región (106%); recargar con más impuestos no sería en el momento adecuado.

Además hay una cuestión retórica por parte del gobierno en decir que las empresas tienen que pagar más y son la que tienen que contribuir al financiamiento del Estado, porque bien saben que, en la teoría de la imposición óptima y en el análisis de los tributos, este impuesto no es tan progresivo como el impuesto a las ganancias sobre las personas físicas.

Su incidencia distributiva es menor porque las empresas tienen capacidad de trasladar el impuesto a los consumidores, junto a otro factor de la producción relacionado al capital, que es el trabajo. Entonces en conjunto se hace una reforma en donde se baja el impuesto a las ganancias sobre personas físicas y se aumenta el impuesto a las ganancias para las empresas.

Puede en la retórica quedar bien, pero en la práctica la incidencia distributiva es peor y además no ha sido solamente para compensar, porque con la reforma del impuesto a las ganancias sobre las personas físicas la reducción en la recaudación fue de 48 mil millones de pesos, y el aumenta en este caso es de 120 mil millones de pesos, casi 3 veces más.

En tiempos de pandemia, ¿usted cree que falta una política económica para contemplar a los sectores más perjudicados?

Creo, sí, definitivamente falta una política económica para contemplar el crecimiento del país y, muy en particular, el de los sectores más perjudicados. Creo que la política económica tiene tres patas importantes que son las políticas fiscales, la política monetaria y la política comercial; en ninguna creo que estemos teniendo un resultado favorable para el país ni para los más desaventajados de nuestra sociedad.

Nuestra política fiscal no logra la progresividad que debiera tener, es increíble que considerando el ingreso de mercado la desigualdad en Argentina y en Alemania es la misma. Puede llamar la atención, pero es así ,medido por el coeficiente de Gini. La diferencia es que, en Alemania la política fiscal permite reducir a la mitad el coeficiente Gini una vez que se cobran los impuestos y se realizan las transferencias y gastos del Estado, mientras que en la Argentina esto apenas lo cambia.

Esto es así porque nuestro principal impuesto en la Argentina es un impuesto regresivo, el IVA, que perjudica más a los más pobres mientras que los impuestos al ingreso son mucho más bajos. Nosotros tenemos el impuesto al ingreso, a la renta y al patrimonio por debajo del promedio de América Latina y muy por debajo de los países de la OCDE, pero por el otro lado tenemos impuestos al consumo de bienes y servicios por encima del promedio de América Latina y muy por encima del promedio de la OCDE; esto lleva a una estructura tributaria regresiva que perjudica en particular a los más pobres.

En segundo término, tenemos una política monetaria altamente inestable que genera inflación constante y ahora la inflación se ha acelerado. En marzo hemos tenido la medida de inflación para este mes más alta en 20 años. Claramente hemos tenido también 20 años de inflación alta, y esto perjudica a los más pobres y a los asalariados al reducir su ingreso real y la posibilidad de compra que tienen con sus ingresos.

Es casi como una forma de vida a la que ya nos hemos acostumbrados, con políticas absolutamente fracasadas en controles de precios, de congelamiento de tarifas, que no sirven y que no resultan en el largo plazo para resolver el problema.

Lo que necesitaríamos es una política de estabilidad política que reconozca la realidad de la Argentina como economía bi-monetaria, que opera con otra moneda como reserva de valor como es el caso del dólar, y que otros países de la región como Uruguay o Perú lo han afrontado con realismo y permiten la libre convertibilidad de la moneda y la libre realización de los contratos en distintas monedas y han llegado a mucho más estabilidad y al haber estabilidad hay una genuina estabilidad de los precios y no un control ficticio por decreto; de esa manera se preserva el poder de compra de nuestros ciudadanos.

Por último, respecto a la política comercial, es necesario tener una política integrada con el mundo para poder acceder a los productos que venden otros países de manera más barata y también poder acceder a mayores mercados de exportación.

Argentina es un país en donde nosotros explotamos a los consumidores, porque les hacemos pagar precios por los productos muchos más altos que en otras partes del mundo, a partir de una visión retrógrada y mercantilista del comercio exterior donde creemos que con una economía con sustitución de importaciones, donde no permitamos que otros productos del mundo ingresen, que todas esas cosas nos van a hacer crecer y sin embargo tenemos aranceles altísimos que son muy regresivos también sobre las importaciones y perjudican el consumo de nuestras familias y con eso deterioraran su poder de compra. Necesitamos una economía abierta, integrada con el mundo, que obtenga los beneficios del comercio.

En lo político sabemos que trabaja en un proyecto de Boleta Única de Papel, ¿en qué considera beneficiaría este sistema?

Sí, yo he firmado junto a otros diputados un proyecto para que haya Boleta Única de Papel. Hay alguna discusión respecto al diseño de esa boleta única, porque hemos tenido experiencias a nivel local; una muy conocida, de Santa Fe, y otra de Córdoba que tienen boletas distintas.

También hay otras, como el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con la Boleta Única Electrónica, como ha tenido Salta y la Ciudad de San Luis. Pero lo cierto es que nosotros necesitamos terminar con el sistema tradicional de votación que implica tanto costo de fiscalización, la posibilidad de robo de boletas, el fraude, el enorme gasto que realiza el Estado en la impresión de las boletas, cuando todos los países de la región votan de otra manera, con boleta única de papel, donde uno va y escoge su candidato en una única boleta y no hay posibilidad de robo de boletas.

Esto facilita muchísimo la fiscalización, disminuye el costo de las elecciones. Claramente las ventajas son innumerables, la única razón de seguir con el actual sistema es porque les conviene a algunos cuando gobiernan, pero no es un sistema bueno para los ciudadanos ni para la comunidad entre partidos. Por eso es necesario establecer una boleta única.

¿Cómo analiza la situación de su provincia en esta pandemia?

San Luis ha atravesado distintas etapas en la gestión de la pandemia. El año pasado tuvimos etapas de restricciones muy severas, como ha sido el caso de Formosa más recientemente, que llevaron a mucha conflictividad social a partir de lo que era el aislamiento de los asintomáticos.

Tuvimos casos de violencia institucional, dos muertes en comisarías, restricciones en la circulación interprovincial muy duras. Luego, con el tiempo, y tras las críticas, eso fue modificándose; se llegó a una situación de mayor apertura, también de entender que era necesario poder hacer esfuerzos de testeos mayores para poder aislar selectivamente y no de manera general. Con eso, los testeos se incrementaron.

Estamos sujetos a la misma situación con la vacunación que existe en todo el país. Es decir, la disponibilidad de vacunas a nivel nacional ha sido muy inferior a lo que estaba previsto por el Presidente y en función de eso, todas las provincias, y no es excepción la nuestra, han tenido que disminuir en su plan de vacunación los objetivos que tenían pretendidos alcanzar.

Y ahora nos encontramos con esta situación de la segunda ola, que se ha dado con mucha fuerza en San Luis. Estamos teniendo días de entre 600 y 1000 casos; considerando que tenemos 500.000 habitantes, es una proporción muy alta con respecto al del resto de las provincias argentinas.

Se han replicado las medidas que dispuso el Presidente para el AMBA, con excepción de la situación de las clases, que están en una modalidad un tanto intermedias, puesto que las escuelas, ha dispuesto el Gobernador, estén abiertas, con los docentes presentes, pero que la asistencia para los alumnos sea opcional según la decisión que toma cada familia -esa es la única variante. Vemos una situación que se deteriora, que se agrava, el sistema de salud en tensión, y por ende no escapa un poco de la realidad que atraviesa todo el país con la segunda ola.

FICHA CONTINENTALWEB

1. ¿Por qué se metió en política?; 2. ¿Un maestro o líder? ¿Por qué?; 3. ¿Qué le gusta hacer para desenchufarse del trabajo?; 4. Una serie, un libro, una canción que lo identifiquen.

¿Porqué me metí en política? La verdad es que es algo que siempre quise hacer. Primero en mi familia, en mi casa, siempre todos estuvieron involucrados en política. Cuando nací, mi papá era Diputado y después fue Intendente de la Ciudad (de San Luis). Los primeros momentos de mi infancia que recuerdo con él fueron en la Municipalidad de la Ciudad de San Luis, en un centro de estudios que teníamos en el partido o en el Comité Radical mismo. Entonces para mí las elecciones, la gestión pública, siempre fueron parte de mi vida desde muy chico.

Pero además, siempre me gusto pensar en cómo se podían resolver las injusticias de la sociedad, cómo reformar las cosas para que funcionaran mejor para los ciudadanos. En mi infancia me gustaba leer libros de filosofía política, clásicos como La Política, de Aristóteles, o La República de Platón, la Utopía de Tomas Moro; este tipo de libro que marcaban una sociedad ideal, un concepto ideal de justicia y cómo alcanzarlo, y qué reformas eran necesarias.

Entonces siempre tuve esa concepción más bien idealista, reformista, de indignarme ante la injusticia y ver cómo resolverlo. Eso es lo que me impulsó después a querer involucrarme en la política, siempre desde un lugar del estudio. Por eso busqué en la universidad estudiar distintas materias vinculadas a lo público, al derecho, la economía, la filosofía, las ciencias políticas, siempre con la idea de capacitarme más para encontrar las soluciones de políticas públicas que sirvieron para el desarrollo de nuestro país.

Con esa idea es que estudié, fui a hacer el posgrado a Europa, después volví y me involucré muy directamente en el servicio público. Primero, asesorando en la Legislatura de la Provincia de San Luis; después trabajando en la Auditoría General de la Nación.

Trabajé también vinculado a Naciones Unidas, con la Relatoría para la Independencia de Jueces y Abogados, pero siempre tenía en mente la idea de poder ser candidato, poder vincularme desde la política partidaria. Ejercí algunos roles partidarios como Presidente de la Juventud Radical, como Presidente del Partido en el distrito de San Luis y finalmente, cuando tenía 28 años, decidí candidatearme como Diputado Provincial.

Fui a las primarias, y fui electo allí. Desempeñé dos mandatos, que fueron 6 años como Diputado Provincial, antes de ser elegido Diputado de la Nación. La verdad es que no necesito desenchufarme del trabajo, en el sentido de dividir entre el trabajo y el tiempo libre, porque es algo que disfruto hacer.

La representación pública, el trabajo en política, es algo que me gusta y me involucro, entonces no es que necesite en sí distenderme, pero sí me gusta hacer otras cosas también.

Me gustan mucho los desafíos intelectuales, leer otras cosas, como ensayos, historia, lo que sea así por diversión, pero también lo académico, aprender sobre nuevos temas. Hace poco completé una especialización en psicología positiva, y estoy haciendo una maestría en administración pública y una en economía en el desarrollo, entonces estudiar otras cosas siempre me estimula mucho.

Ejercitarme al aire libre, andar en bicicleta, caminar, hacer yoga, juntarme con amigos. Me gusta mucho probar comidas de distintos lugares, siento mucha curiosidad por las nuevas cosas. Así que todo eso es lo que me gusta hacer, además de lo que es estrictamente la representación o lo profesional.