El 3 de marzo desapareció Sarah Everard, una ejecutiva de marketing de 33 años, luego de ir a cenar en la casa de una amiga. Su cadáver apareció 10 días después en un baldío en el condado de Kent y dentro de una bolsa de plástico. 

El único sospechoso del caso ya se encuentra detenido, se trata de un agente de Scotland Yard que trabajaba en la seguridad de parlamentarios y personal diplomático, que ya tenía antecedentes de delitos sexuales. 

Ayer varios centenares de mujeres londinenses, se manifestaron en un parque del sur de Londres para exigir seguridad, derecho a poder transitar por la noche sin miedo a ser agredidas y castigos más severos para abusadores y violadores. La marcha fue pacífica, fueron con velas y flores. 

Pero se encontraron con la policía dispuesta a reprimirlas y un hecho particular: las esposas de los agentes de Scotland Yard que también decidieron golpearlas. El pretexto para la golpiza y las detenciones fue que se trataba de una reunión multitudinaria iba en contra de las normas de distanciamiento social en el marco de la pandemia. 

El tema amenaza con multiplicarse y transformarse en un verdadero conflicito social, al nivel del Black Lives Matter en los Estados Unidos.