La capital cosmopolita de la región de Cataluña cuenta con un enorme potencial para competir entre las mejores universidades del mundo, ahora que los estudiantes universitarios de menor edad empiezan a desplazarse por el planeta para cursar el grado y eligen el país en función de la calidad universitaria y de las oportunidades que ofrece.

Se calcula que en el 2016, cinco millones de estudiantes dejaron su país y se matricularon en otro. Para el 2030 ya serán diez millones, procedentes mayormente de China, India o Brasil. A España llegan actualmente unos 70.000.

En este nuevo proceso migratorio, ciudades europeas como Copenhague, Amsterdam o Berlín están volcando todos sus esfuerzos, gracias a una visión estratégica a largo plazo, para conseguir situar sus campus y su entorno entre las opciones más atractivas de Europa. Y ello pasa por facilitar la burocracia, dar mayor autonomía a los campus, fusionar universidades, ofrecer títulos atractivos de tres y cuatro años, ayudas de alojamiento y transporte. En el año 2000, los Países Bajos contabilizaban 19.000 estudiantes extranjeros. Y en el 2017, tras las actuaciones derivadas de esa visión, recibieron 96.000.

El impacto económico de los estudiantes en el municipio en el que viven es solo una de las ganancias derivadas; según Mateu Hernández, consejero delegado de Barcelona Global, la atracción de talento internacional, la diversidad cultural en el campus y la conformación de un polo de conocimiento y educación superior son otros aspectos relevantes.

En este contexto, la asociación, apoyada por un equipo de expertos liderado por el exconseller Andreu Mas-Colell, propone posicionar Barcelona como foco de atracción de jóvenes universitarios extranjeros, de grado y posgrado, gracias a la buena oferta académica (con numerosas facultades de la UB, UAB, UPC y UPF, entre las 200 primeras del mundo, indicador que utilizan los estudiantes para realizar su elección), escuelas de negocio internacionales (Esade, IESE, EADA) y centros de investigación de prestigio.

Contactadas las instituciones se ha visto el interés en la internacionalización de la ciudad por parte de las universidades. “Pero los rectores están muy solos en esta aventura”, comentó Hernández.

Aún tenemos la posibilidad de subirnos al carro”, apuntó Catà. Para Mas-Colell, la circulación de estudiantes se impondrá, “también los nuestros querrán marchar”, por lo que las administraciones están obligadas a atender la internacionalización y no deben dejarse llevar por “la inercia y la miopía”. E indicó que la nueva ley de Educación incluye una disposición adicional que obliga a examinarse a los extranjeros no europeos. A su juicio, hacen falta leyes valientes que den mayor flexibilidad y autonomía a los centros, con capacidad de admisión y selección de estudiantes y profesorado.

Al Museo Picasso, la Sagrada Familia, La Ramba y los partidos de fútbol liderados por Lionel Messi, se le suma otro gran atractivo para los jóvenes universitarios que quieren iniciarse profesionalmente.