Lo primero que llegaron fueron denuncias de violación. Una ex empleada del Parlamento, Brittany Higgins, aseguró hace unos días que un colega la violó en 2019 en la oficina de la Parmanetaria Linda Reynolds, quien era entonces ministra de la Industria de Defensa. Y a principios de marzo, Christian Porter, el principal asesor legal del gobierno, negó haber violado en 1988 a una adolescente de 16 años con la que estudiaba. 

Pero ahora la depravación para haber alcanzado niveles inimaginables. Todos recordamos el acto inédito en el Congreso por parte del diputado de Frente de Todos, Juan Emilio Ameri, cuando protagonizó una escena de sexo en plena sesión, mientras se debatía el blindaje del fondo de Garantía de Sustentabilidad. 

Y a pesar de tener una cultura totalmente diferente, Australia también está viviendo un escándalo sexual infinitamente mas grave, que genera gran malestar por el sexismo político. 

Se han difundido diversos videos en los que se ve a empleados del Gobierno conservador australiano protagonizando actos sexuales en el Parlamento, uno de ellos masturbándose en la oficina de una diputada, afecta nuevamente a un Poder Ejecutivo que viene arrastrando hace un tiempo hechos de esta naturaleza.

El denunciante, identificado como “Tom”, afirmó a los medios de comunicación, que empleados del gobierno y diputados usaban a veces la sala de oración del Parlamento para mantener relaciones sexuales y que habían traído a prostitutas al edificio “para el placer de los diputados de la coalición”. 

Tom, también explicó que un grupo de empleados intercambiaba fotos pornográficas de ellos mismos y que él recibió tantas que se había “vuelto inmune”. Habló de una “cultura de hombres que creen que pueden hacer lo que quieren” y aunque estima que los empleados probablemente no hayan violado ninguna ley, “moralmente, están terminados”. 

Por su parte, la ministra de la Mujer, Marise Payne, también titular de la cartera de Relaciones Exteriores, declaró que las revelaciones son "más que decepcionantes" y refuerzan la necesidad de la investigación ordenada por el Gobierno sobre la cultura del lugar del trabajo en el Parlamento. Se esperan grandes consecuencias luego de este escándalo. Por ahora, al igual que Argentina con el diputado Ameri a quien se le pidió la renuncia a la banca, sólo se ha despedido a un consejero en el gobierno australiano.