Por primera vez en su historia, la Argentina se encuentra bajo toque de queda. Lo que hemos visto en televisión o en el cine, lo que ocurría en países en guerra, sin la sirena sonando a las 20 hs., pero con las fuerzas de seguridad saliendo masivamente a controlar que no exista gente en la calle, vivimos un toque de queda.

No ocurrió en la guerra de Malvinas, no se produjo en ninguna de la dictaduras. La gente no puede estar en la calle después de las 20 hs., ni siquiera sola. Las fuerzas federales, concebidas para combatir delitos federales como el narcotráfico, salen en forma masiva y organizada a la calle a controlar trabajadores o cerrar restaurantes.

La situación es enormemente triste. La gente corre a amontonarse en los transportes públicos para llegar a tiempo a casa, porque temen ser detenidos por las fuerzas del orden que deberían cuidarlos. Posiblemente, la medida sea la peor que se pudo haber tomado. Destroza la autoridad presidencial y la confianza en las autoridades.