En un contexto en el que el Gobierno intenta contener el avance de la inflación con el diseño de nuevos programas de precios congelados y la continuidad de los acuerdos vigentes, la crisis económica golpea, una vez más, al consumo.

La caída del poder adquisitivo y los nuevos hábitos de alimentación ponen en jaque la demanda de cortes de carne vacuna en el mercado interno, paradójicamente, en un país carnívoro como la Argentina que, progresivamente, comienza a quitarse de encima esta definición.