Hasta el momento, un total de 31 personas han perdido la vida durante las manifestaciones en Irán en contra del régimen teocrático de Alí Khamenei y sus nuevas restricciones para el uso del velo. De acuerdo con Amnistía Internacional y otros grupos de derechos humanos, las fuerzas de seguridad han disparado perdigones y balas contra la multitud, y también han desplegado gases lacrimógenos y cañones de agua.

“El pueblo de Irán ha salido a las calles para lograr sus derechos fundamentales y su dignidad humana (...) y el gobierno está respondiendo a su protesta pacífica con balas”, dijo el director de la ONG Derechos Humanos de Irán (IHR), Mahmood Amiry-Moghaddam, en un comunicado donde publicó el número total de muertos tras seis días de protestas.

De igual manera, las autoridades iraníes restringieron el acceso a Internet y bloquearon las aplicaciones de mensajería, incluidas WhatsApp e Instagram, mismo mecanismo que han utilizado en represiones anteriores. 

La muerte de Mahsa Amani, ocurrida el pasado viernes 16 de septiembre, ha detonado el descontento de la población iraní, llevando a las enormes manifestaciones. Estas vendrían siendo la mayor ola de protestas desde hace tres años. 

Las circunstancias del fallecimiento de la joven aún son inconclusas, ya que la policía de la moral, quienes la habían detenido por llevar el hiyab de manera “inadecuada”, aseguran que Amani murió a causa de un paro cardíaco, no obstante, las radiografías revelaron que tenía varias fracturas en el cráneo producidas por golpes

“Tengo miedo”, confesó la enfermera Nazanin, de 23 años, al centro de noticias AFP. Pidió ser identificada por su nombre de pila solo por razones de seguridad, y agregó que creía que la policía de la moral “no debería confrontar a la gente en absoluto”.