
En medio de una intensa ola polar que ha posicionado a Argentina como uno de los países más fríos del mundo, al menos cinco personas murieron en las últimas horas en diversos hechos, debido a la inhalación de monóxido de carbono. Ocurridos en Mendoza, Mar del Plata y Entre Ríos, los casos comparten un factor: la mala combustión de estufas y otros artefactos utilizados para calefaccionar los hogares, poniendo de manifiesto los peligros de una ventilación inadecuada y el uso incorrecto de estos dispositivos.
El primer caso fatal se registró en Maipú, Mendoza, donde una mujer de 47 años y su hijo de 14 perdieron la vida. El padre de la familia, Alfonso Condori, fue encontrado inconsciente y con claros signos de intoxicación, por lo que debió ser hospitalizado. Fue otro hijo de la pareja quien lo encontró al mediodía del lunes, al forzar la entrada del domicilio tras no obtener respuesta. La familia habría utilizado un brasero durante la noche para intentar mantener el ambiente cálido, una práctica extremadamente peligrosa en espacios cerrados.
En el barrio San Martín, de Mar del Plata, murieron Néstor Daniel Sovak, de 55 años, y su sobrina, Elizabeth Machado, de 31. Los cuerpos fueron descubiertos por familiares que, preocupados por la falta de respuesta, se asomaron por las ventanas de la vivienda en Guiraldes al 5300. La investigación preliminar llevada adelante por la fiscalía apunta a un desperfecto en el calefón de la casa como la principal hipótesis de la intoxicación.
El quinto caso fatal se produjo en la localidad de Diamante, Entre Ríos, donde una adolescente de 14 años falleció en su hogar del barrio La Montada. La policía acudió al domicilio tras una alerta de que la joven no reaccionaba, y aunque fue trasladada de urgencia al Hospital San José, no logró sobrevivir. El parte policial confirmó que en la habitación donde se encontraba la menor había un brasero encendido, utilizado para calefaccionar el ambiente.
El monóxido de carbono es un gas altamente peligroso que se genera por la combustión incompleta de gas natural u otros productos que contienen carbono. Su principal amenaza radica en que es inodoro, incoloro e insípido, lo que lo convierte en un "asesino silencioso" que puede actuar sin previo aviso, incluso mientras las personas duermen. Los síntomas de intoxicación pueden variar, incluyendo dolor de cabeza, náuseas, vómitos, alteraciones visuales, confusión, somnolencia, pérdida de conocimiento y, en los casos más severos, convulsiones y la muerte.
Ante la gravedad de estos incidentes, es crucial recordar las medidas de prevención para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono. Se recomienda revisar todos los artefactos a gas y la ventilación al menos una vez al año con un gasista matriculado, y observar que la llama de los artefactos sea siempre azul y pareja, ya que una llama anaranjada o amarilla indica un problema. Es fundamental no utilizar artefactos para funciones no previstas, como secar ropa en estufas o usar el horno para calefaccionar, e instalar únicamente artefactos de tiro balanceado o cámara cerrada en baños y dormitorios. Además, es imperativo asegurar la ventilación permanente, no tapar las rejillas de ventilación y comprobar que estén en buen estado. En caso de que un artefacto funcione mal, se debe apagar inmediatamente y contactar a un profesional habilitado.