
Científicos argentinos, bajo el liderazgo del prestigioso inmunólogo Gabriel Rabinovich, han dado un paso crucial en la lucha contra el cáncer. Su reciente investigación, publicada en la revista Immunity (parte de Cell), desvela por qué algunas células del sistema inmune, diseñadas para proteger el organismo, terminan facilitando el crecimiento y la expansión de los tumores. El equipo logró entender el comportamiento de las "células mieloides supresoras" (MDSCs), que inicialmente son "buenas" pero se "vuelven malas", y propuso una innovadora opción terapéutica para reprogramarlas y hacer que combatan la enfermedad, con la expectativa de probar un anticuerpo en pacientes con cáncer colorrectal hacia 2027.
El enigma principal de la investigación radicaba en una profunda contradicción: las MDSCs, que nacen en la médula ósea como parte del sistema inmune para defender el cuerpo, en lugar de atacar el tumor, promueven activamente su progresión. Estas células lo consiguen de dos maneras fundamentales: suprimiendo la respuesta de los linfocitos T (glóbulos blancos) contra las células cancerígenas y fomentando la formación de nuevos vasos sanguíneos, lo que permite al tumor crecer, expandirse y hacer metástasis. Como si fuera poco, las MDSCs también desempeñan un papel relevante al dificultar la eficacia de las terapias oncológicas tradicionales (radio y quimioterapia) y la inmunoterapia.
La contribución más significativa del equipo de Rabinovich radica en el descubrimiento de que la proteína Galectina-1 es la molécula clave en este proceso. Esta proteína es la responsable de orientar y sincronizar la inmunosupresión y la producción de vasos sanguíneos que ejercen las células MDSCs. Es decir, actúa de forma pro-tumoral, transformando las células de defensa en cómplices del cáncer. Rabinovich explica que, a medida que estas células se acercan al microambiente tumoral, adquieren azúcares que las vuelven receptoras de Galectina-1, y una vez que esta proteína se les une, las células se vuelven "malas" y suprimen la respuesta inmune.
Con este hallazgo en mente, el grupo argentino desarrolló una estrategia terapéutica prometedora. Consiste en bloquear la función de Galectina-1 mediante un anticuerpo anti-Gal-1. Este enfoque fue probado con éxito en modelos experimentales de cáncer colorrectal, tumores que se caracterizan por una alta concentración de MDSCs. Los resultados fueron alentadores: al inyectar el anticuerpo, lograron reprogramar las células MDSCs para que volvieran a cumplir su función inicial de defensa, evitando así la inflamación y el crecimiento del tumor. Este éxito se replicó también en células humanas, obtenidas a través de biopsias de pacientes.
El camino hacia la aplicación clínica de este desarrollo ya está en marcha. Actualmente, el anticuerpo se encuentra en la fase de "buenas prácticas de manufactura", un proceso crucial para escalar la producción de laboratorio a una escala masiva, cumpliendo con las exigencias de agencias regulatorias como Anmat en Argentina, FDA en Estados Unidos y EMA en Europa. Si los procesos avanzan favorablemente, se espera que los ensayos clínicos en pacientes puedan comenzar en 2027. Este avance representa una esperanza tangible para el desarrollo de nuevas terapias que permitan al propio sistema inmune del paciente combatir el cáncer.