
Un equipo de investigadores ha descubierto el polen más antiguo conocido de eudicotiledóneas, el grupo más extenso de plantas con flores. Este hallazgo, datado en 123 millones de años, se produjo en depósitos sedimentarios de Portugal. El significativo descubrimiento fue liderado por el Prof. Dr. Ulrich Heimhofer, de la Universidad Leibniz de Hannover, y la Dra. Julia Gravendyck, de la Universidad de Bonn, quienes identificaron polen fosilizado de angiospermas en sedimentos marinos costeros de la Cuenca Lusitana.
El surgimiento y la evolución de las plantas con flores han sido un enigma de larga data, descrito por Darwin como un "misterio abominable". Sin embargo, es innegable que las angiospermas transformaron la vida en nuestro planeta, enriqueciendo sustancialmente la diversidad de especies terrestres. Este reciente descubrimiento contribuye a desvelar dicho misterio, aunque la influencia de procesos tectónicos y cambios climáticos en su desarrollo sigue siendo objeto de estudio.
Para identificar el polen específico en las muestras de sedimento, el equipo empleó la distintiva señal de fluorescencia del polen de angiospermas. Mediante microscopía láser de barrido de alta resolución, se lograron identificar cuatro microfósiles individuales como granos de polen tricolpados. Esta morfología, caracterizada por tres pequeños surcos en su pared externa, es producida por aproximadamente el 72% de las especies de angiospermas actuales.
La datación de las muestras se llevó a cabo utilizando análisis de isótopos de estroncio en conchas marinas fosilizadas, extraídas de la misma capa sedimentaria. Dado que las conchas de carbonato de calcio conservan la composición química del agua de mar de su época, este método ofrece una precisión superior a las técnicas de datación convencionales. Gracias a esta combinación de enfoques, no solo se ha adelantado la aparición conocida del polen tricolpado en unos dos millones de años, sino que también se ha obtenido la evidencia más precisa y fiable del origen de las eudicotiledóneas.
La ubicación paleogeográfica de la Cuenca Lusitana sugiere que las formas tempranas de angiospermas, que se creía que se desarrollaron en los trópicos, podrían haber sido más prevalentes en latitudes medias de lo que se pensaba. Este innovador enfoque metodológico promete ser un modelo para mejorar la datación de restos vegetales fosilizados, lo que permitirá una comprensión más profunda de los orígenes y la diversificación de las angiospermas en el futuro.