
Una nueva reforma en Italia establece que los italianos nacidos en el extranjero ya no transmitirán automáticamente la ciudadanía italiana a sus hijos. La reforma introduce un límite generacional, permitiendo el reconocimiento de la ciudadanía solo a quienes tengan un antepasado de primer (padre o madre) o segundo grado (abuelo o abuela) nacido en Italia.
De sancionarse, esta medida pondría fin a los reconocimientos automáticos de ciudadanía, que anteriormente permitían a personas con pasaporte italiano, como muchos argentinos, transmitir la ciudadanía a sus hijos. En ese caso, el trámite solo será posible para aquellos con un padre o abuelo nacido en Italia. El gobierno italiano argumenta que esta reforma busca asegurar que la ciudadanía sea un "reconocimiento serio y consciente" y prevenir abusos.
La reforma modifica la ley vigente desde 1992, que se basaba en el principio de ius sanguinis sin límite de generaciones. El gobierno italiano ha expresado su preocupación por el hecho de que muchos descendientes de italianos, especialmente en Argentina y Brasil, soliciten la nacionalidad principalmente para obtener las ventajas de un pasaporte europeo.
Se estima que en Argentina reside casi un millón de italianos, en su mayoría descendientes de la emigración italiana de principios del siglo XX.