
Un nuevo estudio genético desafía la idea de que la expansión de la civilización fenicio-púnica en el Mediterráneo se debió a migraciones masivas, sugiriendo en cambio un proceso de transmisión cultural y asimilación.
La investigación, realizada por el Centro de Investigación Max Planck-Harvard para la Arqueociencia del Mediterráneo Antiguo, analizó restos humanos de 14 yacimientos arqueológicos fenicios y púnicos en el Levante, el norte de África, la península ibérica y las islas mediterráneas.
Los fenicios, originarios del Levante, establecieron una extensa red comercial marítima, difundiendo su cultura por el Mediterráneo. Cartago, una colonia fenicia en Túnez, llegó a dominar la región en el siglo VI a.C., dando lugar a las comunidades "púnicas".
El estudio genético revela que, a pesar de compartir cultura y lengua, los púnicos no descendían principalmente de los fenicios levantinos. "Encontramos una contribución genética sorprendentemente pequeña de los fenicios del Levante en las poblaciones púnicas", explica Harald Ringbauer.
Los resultados muestran que las poblaciones púnicas tenían un perfil genético heterogéneo, con ancestros del norte de África, Sicilia y el Egeo. El estudio destaca la interconexión de las sociedades mediterráneas y el papel del intercambio cultural en la expansión fenicia.